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El final de Lingüística general

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Hace casi ya seis meses terminó el curso de Lingüística general con el maestro Mario Montalbetti. Aquí les presento el final que escribí. Espero les guste.

El Saussure del “Curso de Lingüística General” nos habla de la existencia de un signo compuesto por un significado y un significante, los cuales él llama repetidas veces “concepto” e “imagen acústica”; sin embargo, la unión que existiría entre ambos antes mencionados sería simple cuestión de arbitrariedad, pues el hecho de que esté compuesto por una imagen acústica no corresponde de ninguna manera al hecho de que esto se trate de una simple asociación de fonemas distinguibles psíquicamente, lo cual es bastante observable en las diferentes lenguas y cuán diferentes fonéticamente son distintas palabras que “designan” a cierto concepto. Vale la pena recalcar que hago uso del término “designar” no en el sentido de apuntar a cierto objeto en la realidad, sino, por el contrario, de alguna forma, de plantear que este signo es independiente de la realidad y, si es que existen asociación tales, son puramente cognitivas.

En el extracto: “El español carnero o el francés mouton pueden tener la misma significación….” (F. de Saussure, Curso de Lingüística General, Parte II, Cap.IV, sección 2.), expuesto en el examen, vemos cierta presentación del tipo descrito en el párrafo precedente. Si uno se ciñe a Saussure de manera estricta, se puede afirmar que estamos ante el significante carnero, pues se está refiriendo directamente a la realización castellana.

Ferdinand de Saussure

Esto se hace explícito al comparar con las demás lenguas. En este pasaje, a modo de ayuda, hay ejemplos en tres lenguas distintas: inglés, español y francés. El significado saussureano sería esta suerte de concepto que todos los hablantes de una lengua tenemos en nuestra cabeza al referirnos a un cordero. Es así que podemos afirmar que en el pasaje para el significado “cordero” hay tres significantes, los cuales son sheep, para un anglófono, cordero, para un hispanófono, y mouton, para un francófono. Es importante agregar aquí lo que menciona el Saussure verdadero-no el citado-en sus escritos. Allí habla del signo como aquella unidad que es imposible de explicar solo con uno de los términos, o sea significante o significado, es en sí una unidad compleja o como dice: « Où est “LE SIGNE” dans la réalité des choses? Il est sous notre front, et sa nature (matérielle ou immatérielle, peu importe) est COMPLEXE; se compose ni de A, ni même de a, mais désormais de l’association a/b avec élimination de A, aussi bien qu’avec impossibilité de trouver le signe ni dans b ni dans a pris séparément » (F. de Saussure, Écrits de linguistique générale, Parte III, Cap. I, sección 2).

En el extracto del Curso, Saussure emplea el término “significación” en la primera línea del texto. Ciñéndome estrictamente a lo que él plantea en el curso esto es correcto, pues los postulados que le siguen sí se desprenden de los planteado al principio del tratado; sin embargo, al leer que Saussure trata a este término tal como trata a la contrapartida de la imagen auditiva, o sea, al significado, no nos queda más que pensar que se tratarían de lo mismo. No obstante, al leer un poco más detenidamente el texto, me doy cuenta que Saussure intenta tocar el tema de la significación como aquella “capacidad” de cierto signo de poder ser cambiado por tal o cual concepto, siendo la significación dependiente del valor y viceversa. Así, por ejemplo, el caso de sheep y mouton nos esclarecerían esta confusión, puesto que podrían ser intercambiados el uno por el otro por más que pertenezcan a sistemas diversos. Se trataría entonces de términos cuasi equivalentes, obviando, por supuesto, las pequeñas diferencias semánticas que cada término carga consigo y, por consiguiente, ambos significantes tendrían la misma significación, mas no el mismo significado. Se trataría entonces de una suerte de relación de ida y vuelta entre conceptos.

De otro lado, cuando en castellano decimos que queremos cordero en el supermercado, recibimos un trozo de carne y podemos pagarlo en la caja. Lo mismo sucede en un contexto francófono; sin embargo, en inglés esto no es así. Necesitamos de otro término para hacer efectivo nuestro pedido, mutton y no sheep. Podemos inferir así que el valor de sheep, mouton y carnero no es el mismo. Si es que habláramos en términos cuantitativos descuidando un poco lo explicado por Saussure después, podríamos afirmar que “más cargadas de valor” estarían las palabras castellana y francesa, pues no solo se referirían al concepto de animal, sino también al de la carne que se compra u obtiene. En el extracto, pareciese que la diferencia de valor solo se pudiera percibir al comparar términos de sistema distinto; no obstante, tomando lo discutido en clase y lo que plantea Saussure en su Curso, es necesario para que exista un valor también el hecho de que al término se le pueda comparar con un valor similar del mismo sistema. Así entonces para que mutton tenga valor y sheep también ambas tienen que existir y es de esta desemejanza dentro de su mismo sistema que podemos hablar de un valor poseído por ambas. Entonces, podemos afirmar que se necesitan dos factores para que exista valor: la desemejanza susceptible al cambio por otra cosa cuyo valor se determina después y la similitud que se puede comparar con aquella cuyo valor está en cuestión (F. de Saussure, Curso de lingüística General, Parte II, Cap. IV, sección 2). En conclusión, con nuestro pequeño fragmento sí podemos deducir que la diferencia de valor se percibe también entre términos de un mismo sistema, pues se nos da el ejemplo claro de mutton y sheep y, sin ir muy lejos, podríamos comparar también a estos términos con otros términos del inglés, los que nos ayudarían a determinar asimismo qué valor tienen éstos en base a la diferencia.

Cours de linguistique générale

En respuesta a la última interrogante del examen, es importante remarcar lo siguiente dicho por Saussure, « Il faut reconnaître toutefois que valeur exprime mieux que tout autre mot l’essence du fait, qui est aussi l’essence de la langue, à savoir qu’une forme ne signifie pas, mais vaut: là est le point cardinal. Elle vaut, par conséquent elle implique l’existence d’autres valeurs » (F. de Saussure, Écrits de linguistique générale, Parte I, Cap. III, sección F). El precio de una manzana que está a un sol, sin embargo, no es el valor de la manzana, pues el dinero en sí no tiene el mismo valor que los términos de la lengua o cosas que vemos en la realidad. El precio vendría a ser solo el reemplazo de la manzana o cualquier otra cosa por otra cosa, mas esto no significa que ambos tengan el mismo valor. Tampoco podríamos decir que el precio es el equivalente al significado, puesto que una cosa seguirá teniendo un significado particular independientemente de la existencia de un precio o no. El precio es, en todo caso, una “valoración” de cierto objeto según el sistema económico capitalista actual, mas no el valor del mismo, tomando como base al valor lingüístico de Saussure. El dólar y el sol pueden ser equiparables, pues se refieren a lo mismo en sistemas diferentes; sin embargo, cierta cantidad de los mismos, o sea el precio, nunca podrá determinar el valor lingüístico, psicológico o cognitivo de un término o cosa, puesto que se trata de conceptos completamente diferentes uno de otro y que solo empiezan a contraponerse al existir un sistema económico como el nuestro, en donde el cambio de un sistema a otro es necesario para obtener lo que se quiere.

Luis Miguel Rojas Berscia


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Las lenguas perdidas del Ecuador

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Cuando anticipé la publicación de los artículos acerca de las lenguas del Perú, mencioné que trataría el tema del “emporio lingüístico” que existe en nuestro país. Sin embargo, creo importante también mencionar algunas lenguas de países vecinos, pues, como muchos saben o han leído, compartimos miles de años de historia. El Tahuantinsuyo sirvió de nexo entre muchos pueblos y, gracias al mismo, a la llegada de los españoles, se encontraron muchas lenguas en contacto con la llamada “lengua del Inga”. A continuación presento algunas de las lenguas perdidas del Ecuador, las cuales, a falta de material lingüístico, no han podido ser estudiadas con mayor detalle y detenimiento. Valdría la pena que las futuras generaciones de lingüistas ecuatorianos apostasen por la investigación, para así tener un poco más de datos sobre estas lenguas que “piano piano” se están quedado arrimadas en la pila del olvido.

La clasificación siguiente está hecha en base a los apuntes de clase del curso de Lingüística Andina, dictado por el Dr. Rodolfo Cerrón Palomino, admirable profesor, a quien siempre se le agradecen sus críticas y comentarios.

Actualmente en las provincias de Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar, Chimborazo, Cañar, Azuay y Loja se habla quechua. Allí es más conocido por el nombre de “Quichua”. Esta lengua pertenece al grupo quechua IIA, según la clasificación elaborada por antropólogo y lingüista, Alfredo Torero, en 1964.

Wikimedia Commons

En estas provincias era donde se asentaban los grupos étnicos pasto, cara, panzaleo, puruhuar, cañar y palta. Vale la pena mencionar en este apartado que todas estas lenguas, incluida la quichua, tienen el mismo valor. El estar muertas, haber sido habladas por pueblos “menores” o no contar con documentación no implica que las debamos dejar de lado; por el contrario, su investigación es necesaria, pues nos permitiría deslindar a futuro algunos asuntos aún misteriosos en el terreno de la lingüística andina.

Las lenguas fueron las siguientes:

1) La lengua de pastos y quillacinga (en parte de la provincia de Imbabura y en la provincia de Carchi).
-La traducción del catecismo de la fe católica a esta lengua, así como el Confesionario del III Concilio fue encargado a Francisco Jurez y a Alonso de Jerez para la lengua pasto (la de los opa-luna), y a Andrés Moreno de Zúñiga y Diego Bermúdez para la lengua quillacinga (‘los de nariz de hierro’).
Es interesante esto de “opa luna” y “quillacinga”, pues el primero en quechua hace alusión a un hombre bobo y, en el segundo caso, a una nariz de hierro.
-La terminación típica pastuza, para el caso de la toponimia y onomástica, es el elemento –es, como en Ipial-es, Pupial-es, Tucurr-es, Zacuaip-es, etc.

2) La lengua otavaleña o cara (en la provincia de Imbabura y Otavalo).
-Las terminaciones típicas de esta lengua eran los elementos “-quí”, como en Cochas-qui, Ambu-quí, Cula-quí, Tunta-quí, etc., así como “-buela”, como en Chimba-buela, Mulle-buela, Imba-buela, etc.

3) La lengua panzalea (fue hablada en las provincias de Pichincha y Cotopaxi)
-Cieza de León decía que “estos de panzaleo tenía otra lengua que las de Caranque y Otavalo” (Cieza de León, 1553).
-La teminación más común de esta lengua era el elemento “-sí”, como en Alao-sí, Alanga-sí, Longa-sí, etc.

4) La lengua puruhuá (hablada en las provincias de Chimborazo y Bolívar)
-Gabriel Minaya fue el encargado de traducir el Catecismo y el Confesionario.
-Las terminaciones típicas de esta lengua son “-ló”, “-lema” (en apellidos de la zona) y “-cela”, como en Tagua-ló, Tiha-ló, Mulahua-ló, Saqui-cela, Vaca-cela, Teni-cela, etc.

5) La lengua cañar (fue hablada en las provincias de Cañar y Azuay)
-Gabriel Minaya también fue el encargado de traducir el Catecismo y el Confesionario.
-Las terminaciones típicas en esta lengua son: “-deleg” ~ “-dilig”, como en Chor-deleg, Zhindi-lig, Quitig, Guapolon-deleg (la llanura que parece el cielo), etc.

Ecuador-Parque Nacional de Cajas-Wikimedia Commons

6) La lengua palta y malacata (habladas antiguamente en la provincia de Loja)
-Se sabía que diferían en algo; sin embargo, eran mutuamente inteligibles.
-Como decía el maestro Cerrón Palomino, quién sabe si de ahí viene el nombre de nuestra tan conocida palta.
-Jijón y Caamaño y el General Paz y Miño se ocuparon de estos temas lingüísticos; no obstante, ninguno de ellos había recibido la adecuada formación en lingüística comparativa, por lo que sus trabajos, en boca del profesor Cerrón, es de gente aficionada.

7) La lengua lampuna (hablada antiguamente en la isla de Puná)
-Una anécdota interesante es que en la isla de Puná murió el primer obispo del Perú, el obispo Valverde. Dícese que se lo comieron los indios de lampuna; de ahí se les conoce como los come-obispos. Empero, hay que tomar esta anécdota o mito con mucho cuidado, pues no podemos afirmar que sea del todo cierta. De lo contrario, se aceptan comentarios.

8) La lengua de Huancawilkas

Todas estas lenguas se están quedando en el olvido. Es necesario ya sacar la mochila, viajar por esos lares e intentar encontrar algún rastro de esas lenguas, ya sea en el quichua en forma de sustrato, en el español ecuatoriano de las respectivas zonas, o en los documentos coloniales. ¡Qué hermosa noticia sería el saber que uno de aquellos confesionarios que se dicen elaborados en aquellos tiempos fuese encontrado por algunos de nosotros en los próximos años! Nunca hay que perder aquella chispa de lingüistas entusiastas, la cual ha llevado a muchos de nuestros maestros a lograr grandes hazañas en nuestro terreno.

Espero que les haya gustado este aporte, basado en uno de mis resúmenes de clase. El próximo artículo versará sobre las lenguas de la costa norte peruana, en especial, en lo que toca a las lenguas tallana, olmos y sec. ¡Hasta pronto!

Luis Miguel Rojas Berscia

Bibliografía:

CERRÓN PALOMINO
2010 Curso de Lingüística Andina. Lima, PUCP Sigue leyendo

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Como muchos han podido notar, no agregué ninguna entrada en los últimos meses, con el fin de que el blog fuera más explorado y los artículos previos fuesen más leídos. Me he podido dar cuenta que el número de visitas ha incrementado a pesar de mi falta de tiempo y de publicación de artículos constante. Agradezco infinitamente a los lectores de mi blog por seguirlo visitando y apoyando como proyecto libre sin fines de lucro. La presente entrada, empero, no posee ningún afan introductorio a tema nuevo como la mayoría de textos precedentes, sino, por el contrario, armar un plan de artículos que presentaré en el blog a posteriori.

Los próximos artículos serán los siguientes:
El Piamonte y su “lengüecto”, ¿es el piamontés un dialecto?/Ël Piemont e’l so “lenghet”, ¿ël piemontèis a l’é un dialèt?(versión bilingüe piemontèis-español)
La lingua dell’Unificazione Italiana, il toscano ( artículo en italiano sobre la actual lengua oficial en al península itálica)
La lengua dámata, experiencias en el aprendizaje de una lengua legendaria y extinta
Alemanisch, was ist das? (versión en alemán de Alemánico, qué es eso?)
Ik wol mei dy Frysk prate! (Una pequeña muestra de un texto hecho por mí en frisio, lengua germánica del norte de los Países Bajos)
Aromâna, Meglenita şi istoromâna= Dacoromâna? (Artículo en rumano sobre las diferencias entre las lenguas romances del este de Europa)
Las lenguas de la España actual
El Perú, verdadero emporio lingüístico (Espérense…jeje)

Continuando con el supenso, espero seguirlos teniendo en este mundo de lenguas. Un gran abrazo y gracias por sus continuas visitas. Espero sus comentarios!

Luis Miguel Rojas Berscia

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Un mundo de lenguas

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El objetivo de este blog era, es y será la discusión de temas relacionados a la lingüística, lenguas en particular y experiencias propias; sin embargo, creo que debo reivindicarme con respecto a la preferencia de enfoque “prescriptivista” que he dado en artículos previos, en lugar de “descriptivista”. Los lingüistas se encargan de describir la lengua, no de normarla. Es cierto, como muchos se han podido percatar, que existen lingüistas en nuestros medios que buscan corregir a aquellos que hablan “mal”. ¿Quién es dueño de la lengua? ¿Los respetables miembros de la Real Academia? ¡No! Nosotros somos dueños de la lengua, vale decir, los hablantes. Desde ahora, el enfoque de mi blog Tutmonda Pordo será el describir; no obstante, no pienso borrar los artículos previos, en los cuales me dediqué a tocar temas relacionados a la normativa, pues aún los considero interesantes y, no es por nada, me jacto de los mismos, ya que conforman mi experiencia previa.
Lenguas del Mundo

Cuando escribo como título mundo de lenguas, no me refiero a la diversidad lingüística, sino a aquella expresión de la que a veces hacemos uso, “se me hizo un mundo”, o sea, era algo problemático. Muchas personas me preguntan qué es lo que hice para aprender lenguas, porque, según lo que relatan, el aprendizaje de las mismas deviene en una actividad frustrante y de la que no se vislumbran resultados rápidos. Yo, por mi parte, respondo siempre lo mismo: “No sé.” La verdad es que no sé cómo aprendo lenguas. En los blog de muchos políglotas, se presentan métodos que estos mismos han usado para aprender ciertas lenguas. Yo no creo que exista un solo método, ya que, como lo saben mis amigos, he probado casi todos los métodos; empero, existen métodos más efectivos que otros. De eso no hay duda.

Idiomas

En primer lugar, quien quiere aprender una lengua, valga la redundancia, tiene que QUERER. Aquel verboide es importantísimo. Si alguien no quiere aprender una lengua o lo hace por obligación, le recomendaría que mejor hiciese otra cosa, ya que no aprenderá nada. El querer es importante y muchos quieren (ya he visto muchos); sin embargo, lo más importante es dar el primer paso rápido. Muchos se quedan en el querer y nunca comienzan, dando excusas de falta de tiempo, de un horario complicado, de un trabajo ocupado, etc. Si uno verdaderamente quiere, da el primer paso rápido, sino, no.

Por otro lado, uno de los requisitos de los que se debe ser consciente es de conocer bien la lengua madre. Ciertamente, muchos piensan que conocen bien su lengua madre; no obstante, cuando se les pregunta acerca de un sustantivo, adjetivo, adverbio, objeto directo o complemento circunstancial, piensan que se les habla en chino. Si no se conocen estas cosas, el aprender una nueva lengua será tedioso y aburrido, pues no se comprenderá nada de lo que el profesor explica. Sería de mucha ayuda para los profesores de lenguas extranjeras que sus alumnos peruanos conociesen mejor la gramática. Créanme que así se reduciría, en un cuarto al menos, el número de ciclos que uno cursa en cualquier instituto de lenguas extranjeras.

Caligrafía china

Asimismo, es necesario tener mucha dedicación. El aprender un idioma significa memorizar un vocabulario nuevo, el cual en muchos casos puede ser fácil, como en el caso del portugués, debido a su similitud con el castellano, y, en otros casos, difícil, como el polaco, lengua eslava cuyo vocabulario es completamente diferente al castellano. También, hace falta dedicar algunas horas de práctica a la lengua en casa. Sobre todo, para lo que concierne a las estructuras gramaticales nuevas, que nunca faltan al aprender una lengua. Por ejemplo, yo todos los días practico en mi casa la lengua china, leyendo algunos libros, escribiendo sinogramas o viendo el canal CCTV. Esto es de mucha utilidad, pues uno, aunque no se lo crean, empieza a asimilar las estructuras nuevas naturalmente y consigue, con el transcurrir del tiempo, utilizarlas sin ningún problema.

Un consejo que sí podría dar es el buscar amigos cuya lengua madre sea la que se está aprendiendo. Esto permite poder conversar con él o ella de diversos temas y, de esta manera, enriquecer el vocabulario y las estructuras sintácticas conocidas. En mi caso, intento siempre buscar amigos que hablen las lenguas que aprendo. No solo se trata de aprender una lengua, sino de abrirse al mundo y, por qué no, hacerse de amigos inolvidables.
Amigos de Francia, yo en el centro

Es interesante lo que mencionan Larry King y Margarita Suñer,

Se ha propuesto que el comienzo de la pubertad (alrededor de los 12 años) en su correlación con la lateralización del cerebro constituye un período clave. A partir de este momento es imposible aprender un idioma extranjero como hablante nativo, sea cual fuera la facilidad que tenga la persona para aprender idiomas. Por lo tanto, los conocimientos del aprendiz de una L2, por mucho que sepa, siguen siendo incompletos en comparación con los del hablante nativo (King y Suñer 1999:44).

Después de leer estas líneas, debo confesar que lo único que sentí fue pena, ya que, es cierto. Hablo 13 lenguas, de las cuales soy fluido en 8; sin embargo, siempre existen palabras o estructuras del habla coloquial que uno no conoce y que pueden delatarte de extranjero, por más que poseas una pronunciación “nativa”. Es importante recalcar también que, cuando era más pequeño, no me daba cuenta de lo que aprendía cuando estudiaba francés. Más se trataba de una asimilación natural. Paulatinamente, me empecé a dar cuenta de las estructuras básicas que tienen las lenguas en común, y fue así como comencé a compararlas y descubrir “cosillas” de las que la mayoría de estudiantes de lengua no se percatan. Me agrada mucho cuando una persona decide aprender una lengua nueva; de todos modos, hay que ser conscientes de lo que significa aprenderla y de lo que cuesta. Nunca vamos a poder hablar como un nativo. Es como ver a un extranjero hablando español. Hay extranjeros que dominan el español gramatical incluso mejor que los nativos, pero, al momento de entablar una charla cotidiana, hay momentos en lo que estos se pierden, ya que el registro coloquial es tan vasto y diferente del formal que solo los nativos lo procesan al 100%.

Otro asunto que siempre me lleva a discusiones un poco largas es la pregunta: ¿Qué lengua es más fácil? No me agrada tildar una lengua de fácil o difícil, pues todas tienen algo difícil y algo fácil; no obstante, es inteligente darse cuenta que existen lenguas que se parecen mucho más al español que otras. Si alguien desea aprender portugués o gallego, ciertamente lo aprenderá más rápido que si quiere aprender chino mandarín o japonés. Sin salirme mucho del tema, existe otra pregunta que verdaderamente detesto, y la cual se presenta cada vez que digo que estudio la lengua frisona, la rumana o esperanto, ¿para qué sirven? Esto solamente lo puede preguntar una persona que no es consciente de lo que significa aprender una lengua. Aprender una lengua, así sea hablada por dos, veinte o mil millones de personas, abre las puertas a una nueva cultura, la cual, asimismo, incluye una literatura, sociedad y pensamientos nuevos. Nunca me olvidaré el placer que sentí al aprender rumano y poder leer partes del poema Luceafărul de Mihai Eminescu. Seguramente muchos han leído la traducción, pero, como siempre digo, no hay como leer un texto en lengua original.

Actualmente estoy planeando estudiar otras lenguas para enriquecer mi conocimiento lingüístico. Entre ellas se encuentran el japonés y el sánscrito, las cuales comencé a estudiar hace una semana en el Centro de Estudios Orientales de la PUCP. Espero que aún aquella facilidad lingüística me ayude a asimilarlas, pues, seguramente, mi cerebro ya está algo cansado . Por otro lado, me agradaría poder contactar extranjeros cuyas lenguas no hablo, para aprender un poco de las mismas. Podríamos hacer una suerte de intercambio de lenguas. Mucha gente dice que el intercambio de lenguas no funciona. Espero que de aquí a algunos años el intercambio de frisón-español que estoy llevando a cabo con uno de mis mejores amigos en Holanda resulte y pueda decirle a todos aquellos: ¿No que no?

Espero recibir comentarios de este pequeño artículo, que no solo habla un poco más de mí para que me conozcan un poco más y puedan entender mejor mi punto de vista que será explícito en los siguientes artículos, sino también para que se animen a entrar en el mundo de las lenguas, puedan abrir más puertas y puedan comunicarse con gente que tiene muchas cosas interesantes que decir y sobre qué comentar.

Bibliografía

Luis Miguel Rojas Berscia

KING, Larry y Margarita SUÑER
1999 Gramática española. Boston: MacGrawhill. Sigue leyendo

Bienvenida

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A veces no nos damos cuenta de cuán importante es la lengua en nuestra vida. Esta nos identifica, nos divierte, aburre, molesta, intriga, enamora. ¿Acaso la lengua madre no es aquello de lo cual hacemos uso el día entero? Actualmente, hay muchos problemas de comunicación en nuestra sociedad. Esto es claramente visible en los diversos blogs, mensajes de texto, correos electrónicos, páginas web, etcétera, que vemos siempre. Paulatinamente, la gente ha ido perdiendo amor por su lengua; sin embargo, esta no es la única problemática actual.

Muchas lenguas han sido consideradas internacionales o lingua franca por todo el mundo. Un caso particular es el de la lengua inglesa, la cual se presenta ante nosotros como la solución perfecta a la mala comunicación internacional. Valdría la pena aclarar que esta es solo hablada por el 10% de la población mundial y, por cierto, como cualquier lengua, esta trae una cultura propia. Es cierto que muchos extranjeros dominan esta lengua; no obstante, nunca podrán utilizarla como un nativo. Alguna vez, a finales del siglo XIX, un oculista polaco llamada Luis Lázaro Zamenhof empezó a preocuparse por la situación lingüística en su región y decidió así crear una lengua artificial que sirviese de lengua auxiliar, para así facilitar la comunicación entre personas que no compartían un mismo código. Esta lengua es el Esperanto. Muchos se preguntarán, ¿entonces el blog será solo en Esperanto? Creo que la respuesta es obvia, no. Se debe ser realista y entender que esta lengua no ha sido difundida correctamente a pesar de ser tan fácil de aprender. Quizás deba dejar mi lado esperantista por un momento e intentar mostrarles cómo esta lengua podría ayudarnos, no solo a nosotros, hispanohablantes, sino también a todos.

El blog contendrá información redactada en español, visto que la mayoría de aquellos que lean este blog es hispanohablante; empero, habrá también artículos en lenguas que manejo, como el italiano, francés, esperanto, rumano, inglés, chino y quizás en algún futuro, alemán, quechua y latín. Deseo que este sea un espacio de discusión intercultural, donde no exista discriminación lingüística alguna, todos puedan expresarse en sus respectivas lenguas y, en resumen, se difunda el ideal esperantista como solucionador de nuestra problemática lingüística internacional.

Luis Miguel Rojas Berscia

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