Aunque sus clases fueron pocas en número, igual fue un lujo haber tenido como profesor a don Luis Jaime Cisneros en la Maestría de Ciencias de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en donde era uno de sus más connotados docentes y ya reconocido como uno de los más brillantes intelectuales del país. No podía ser de otra manera, pues, de don Luis ya se sabía que venía de la medicina, pero le ganó las humanidades, terminando como filólogo y doctor en letras; miembro de la Academia Peruana de la Lengua, Real Academia Española, la Academia Norteamericana de la Lengua Española, la Academia de Letras de Uruguay, y otros innumerables pergaminos.

Creo que tenía ocho años cuando me acerqué por primera vez a la obra arguediana. Sin saber porqué, o tal vez porque simplemente el libro se encontraba allí, en el velador de mi padre, cogí y empecé a leer esa novela que narraba la trágica vida íntima de una de las cáceles más emblemática de nuestro país. Me refiero a El Sexto, la novela de José María Arguedas que evoca la carcelería de ocho meses que sufrió en sus primeras correrías políticas cuando era estudiante sanmarquino.