El novio de mi madre
Cada vez más críticos coinciden en señalar que la veta o inspiración del género romántico en el cine americano ya llegó a su fin o, por lo menos se encuentra en estado catatónico; sin embargo, a pesar de las advertencias, parece que los únicos que no lo entienden son los productores hollywoodenses. El novio de mi madre, es una película que ejemplifica exactamente eso: una comedia romántica fallida e, incluso, chusca.
La fórmula de esa chusquedad es la siguiente: una cuarentona y mediocre guionista de series cómicas que no sabe cómo lidiar con su hija que despierta al interés sexual + un veintenero actor que se le cruza = un click, pero risible, pues la señora y el joven terminan como niños jugando con gominas y saltando sobre la cama, con esporádicos ataques de celos.
Lo peor es que en el papel de la cuarentona está Michelle Pfeiffer de quien celebramos su retorno al cine, pero en ese papelito fachoso, mejor hubiese esperado un poco más. Quizás lo único alentador son algunos momentos acompañados por la música de The Cure y de Gilbert O`Sullivan, pero igual se pierde porque está dispuesta de manera desordenada.
Definitivamente, el deseo de vitalizar la comedia romántica con la fórmula efectista de High school musical no funciona, mucho más cuando la protagonista no es tan joven, por más botox que se aplique para ocultar las arrugas.