Periodistas
Son en esos años, dentro de Arequipa al día, que me asaltó un dilema ético de hacer periodismo profesionalmente; es decir, estudiarlo –pensaba- con la rigurosidad que podía darme la universidad. Por eso postulé e ingresé a la carrera de periodismo de la UNSA, pero me salí inmediatamente al ver los profesores: o fueron alumnos míos de una medianía paralizante, o enseñaban algo que no entendían porque jamás tuvieron la
experiencia de escribir un renglón siquiera. La forma como suplí esa necesidad y deseo de tener una formación profesional en el periodismo fue viajando a Lima para estudiar en la Pontificia Universidad Católica del Perú una Maestría en Ciencias de la Comunicación. Con el título bajo el brazo, regresé y enseñé en la Escuela de Periodismo de la UNSA, en su programa regular y el de profesionalización. Mi paso por allí fue fugaz porque, a nivel del pregrado el curso Sociología de la comunicación fue cambiado por Medio Ambiente y en el nivel de profesionalización, los alumnos, periodistas prácticos de larga data que obtendrían el título en cortísimo tiempo, protestaron ante la autoridad porque me atreví a dejarles lecturas, tareas y, horror de horrores, los iba a evaluar.
No se si será porque no soy periodista (en todo caso me gusta más definirme, en ese campo, como comunicador), pero yo no creo, como muchos periodistas sí lo creen, que esa es una de las labores o profesiones más sacrificadas. Para mi no es un sacrifico, es un privilegio. Sacrificio es lo que hace un chofer al madrugar para iniciar la jornada del día, o su cobrador, pero tener la oportunidad de escribir, ya sea noticiando u opinando para que luego nos lean, por cientos o miles, no es sacrificio, es un privilegio. Y a veces ese privilegio se nota más justo el Día del periodista, pues es una de las pocas profesiones donde gente de otras áreas saludan o congratulan al periodista por lo que es su función. Es más, lindando con lo kafkiano, es la única profesión en donde veo que sus integrantes, es decir, los periodistas, instan a las autoridades a que, a través de un aviso, almuercito o regalito, les digan felicitaciones por lo que haces.
Lo último plantea el tema del papel de los periodistas, no de la prensa, en la sociedad, pues nadie duda la importancia de la prensa y de los medios en general, mucho más cuando sabemos que nos encontramos inmersos en la sociedad infocomunicacional. La duda recae en los periodistas; es decir, quiénes son los periodistas, qué nivel, cómo están preparados, profesional y éticamente. El tema se hace más urgente porque justo para esta celebración Fico Rosado, uno de los periodistas representativos en Arequipa, ha circulado una encuesta que desnuda la opinión que tiene la población acerca de los hombres de prensa local. Es para llorar, mucho más cuando la opinión se focaliza en aquellos que se tildan de líderes de la prensa local por su arrebato, alharaca, o postura radical. Ya lo dijo George Orwell, en Homenaje a Cataluña: One of the dreariest effects of this war has been to teach me that the Left-wing press is every bit as spurious and dishonest as that of the Right.
Es decir, en el mundo de los medios, los radicales y bulliciosos terminan siendo los peores, los que dañan más el quehacer periodístico. Pero, así como hay para llorar, también hay para alegrarse, pues, como en todo campo profesional, hay de todo. Es decir, hacer periodismo no sólo es usar el carné como chaveta, sino también para informar, orientar, educar y, principalmente, para incomodar al poder, y si es un poder corrupto, como el que puebla mayormente la ciudad, entonces incomodar más. Allí radica la función periodística y de eso hay en la Ciudad Blanca. Poca, pero hay. Por y para esos pocos: salud!
Salud!
(Por esos pocos)
¿Por qué este artículo no está en alguna editorial, ni siquiera en El Búho?
El blog te está monopolizando, al igual que las entrevistas sistématicas en las que ponen tu presencia en fotos de columnas.
Hola José Luis.
Me quedo, con relación a la encuesta, con una expresión de un oyente de radio: !LES HEMOS DADO UNA PATEADURA!.
FICO.
Estimado José Luis;
De acuerdo con lo que indicas. El periodista promedio "conoce" ciertas generalidades o mejor aún, se entera de algunos hechos, pero, la profundización de los temas es un asunto que asusta; porque eso supondría que el periodista tenga que investigar. Así, el PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN, su sola enunciación, da pavor. Con temor a equivocarme, en Arequipa, nada o casi nada de investigación medianamente responsable se ha difundido. El medio periodístico está en competencia por saber quién grita más o a quién le tienen más miedo las autoridades. En un escenario así, celebrar el tan manoseado "cuarto poder" es para llorar…
En la misma línea de su pensamiento Señor Waldis. Lo noté muy conservador en sus clases de psicología que usted dicta; al parecer la lectura de algunos textos han aperturado una nueva opinión en usted; le sugiero la relectura de "El Periodismo Canalla y otros artículos" de Tom Wolfe. Libro que considero de cabecera, tan ausente en las lecturas que la Universidad San Agustín promueve en los estudiantes de Periodismo.