Batman, el caballero de la noche
La repentina muerte de Heath Ledger (Guasón) hizo de la nueva entrega de Batman un estreno magnánimo que nos puso en el dilema de no saber si esperábamos al hombre murciélago o a ese payaso psicópata que encarna Ledger tan magistralmente que ya todos coinciden para darle un Oscar póstumo.
Pero más allá de las actuaciones, veremos a un Batman desde su lado más oscuro, no sólo por la historia atravesada por el caos y el mal, que a medida que avanza la película crece y crece por el puro placer de la perversidad, sino porque veremos al héroe convertido en un fantasma urbano, en un delincuente que tiene que cuestionar su ética para enfrentar, esta vez, no a simples villanos, sino a terroristas encarnados en un Guasón que, de verdad, causa miedo y que envuelve al Caballero de la noche, en esa insanía de la que él mismo no se escapa (por cierto, los invito a leer esta nota que confirmaría que nuestro héroe está loco de remate).
Estos elementos hacen de esta nueva edición del eterno Batman, una cinta intensa, dramática; larga, sin que eso signifique que se caiga. Pero a la vez es una película que no la recomendamos para el mundo adolescente y menos infantil por su densidad y giros a veces complejos que hacen de este nuevo Batman una de la entregas más soberbias que hayamos conocido y que adelantan más hombres murciélagos que, de seguro, causarán la envidia de los hechos por Tim Burton.