Hancock

Will Smith se ha tomado a pecho ser el papel de ser el nuevo salvador del mundo. Primero lo vimos en el Día de la independencia, luego vino Yo robot, repitió el plato con Soy leyenda y ahora insiste con Hancock, esta figura de antihéroe que, aunque sea regordete, sucio y envuelto en alcohol, persigue lo mismo: salvar a la humanidad de sus infaltables archienemigos.

Desde esa perspectiva y dado el arquetipo de heroicidad que se nos presenta, muy a lo postmoderno, la cinta parece prometer. Pero sólo parece, pues luego de los primeros minutos que, por cierto, son trepidantes (efectos especiales, ritmo, etc.) la cinta se cae y, lo más decepcionante, no aparece en ningún momento ninguna escena con el fastuoso escenario de nuestro Machu Picchu, tal como lo anuncia el poster de la cinta (es decir, una burda maniobra publicitaria para enganchar a incautos locales).

A partir de ese momento, la cinta no vuelve a levantarse más, a pesar del esfuerzo que hace este nuevo superhéroe que finaliza envuelto en un relato tan inverosimil que hay que verla como una comedia familiar, que es en lo que se convierte la cinta.

En resumen, nos encontramos frente a una cinta decepcionante que desperdicia no sólo el esquema argumental y sus primeros minutos, sino a buenos actores donde resalta (aun a pesar de su pobre personaje) Charlize Theron. Ojalá que en la próxima evalúe mejor sus papeles.

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