De perfiles y posibilidades
Juventud, modernidad, eficiencia en su trabajo y ejemplo renovador de la política. Estos son las características básicas que el electorado limeño pide a quienes pretenden gobernarlos, a nivel regional y municipal. ¿Ese mismo perfil se podría aplicar en nuestra Región o es que aquí las cualidades o exigencias de nuestro electorado son otras? Difícil saberlo, pues en torno a investigación electoral, es poco o nada lo que en Arequipa se hace.
Si tomamos ese perfil como una plantilla nacional; es decir, si los arequipeños también queremos que nuestras futuras autoridades sean mozuelos, proactivos y renovadores, habría que preguntarse quiénes son los que, a nivel regional, se ajustan al mismo. Creo que allí, de lejos, destaca Yamila Osorio, pues, poco más de cuatro años le han bastado para demostrar que es una figura fresca y prometedora de la política regional. Ha sabido explotar muy bien las nuevas tecnologías infocomunicacionales y oportunamente ha sabido estar al lado de las exigencias más sentidas de la población, principalmente de las provincianas.
Sin embargo, creo que su principal debilidad es ser candidata del oficialismo, que está terminando su doble mandato envuelto en una ola de corrupción. Solo eso ya la ubica no sólo entre lo viejo sino también lo maloliente; por tanto, su gran tarea será convencernos de cómo se aleja de ese pasado inmediato y se presenta como la figura renovadora y de manos limpias de la política local. Su tarea se hace más difícil aún si consideramos que parte de su fórmula electoral, por el lado de la Provincial, está constituida por un prontuariado que, de hecho, será un lastre en su campaña.
Siguiendo en la regional, otros que tímidamente se aproximan al perfil arriba señalado, serían Ismodes y Rivera. El problema de ambos es que son reincidentes electorales; es decir, la imagen que han construido es que su interés por la gestión regional, sólo aparece en épocas electorales y eso ya los coloca como el típico oportunista que usa estas coyunturas sólo para ponerse en vitrina sin importar qué alianzas hagan o que vientres electorales alquilen.
Por el lado provincial, quien mejor se acomoda al molde es Alejandra Aramayo: lozana, empeñosa y desenfadadamente ambiciosa, lo cual es una virtud en la política, aunque su eclecticismo podría jugarle una mala pasada. Justamente esa será una de sus tareas en la campaña: explicar cómo cambiar de tiendas políticas le son tan fáciles como retocarse el cabello. Es obvio que si Falconí la acompaña en la fórmula regional, tendrá un gran aliado (aunque también sería bueno que pensara qué hacer si eso no ocurre), pero en ese escenario la tarea de explicarle al electorado que el eclecticismo no es una tara de la política nacional, se redoblará.
Obviamente que además del perfil que diseñan los electores cuentan las propuestas. Ojalá que pasado el mundial futbolero empecemos a oírlas y allí tendremos una visión más amplia de cuan renovadores, modernos y eficaces son los candidatos que hoy nos ocupa. ¿Y los otros? Bueno, simplemente no se ajustan al perfil, a menos que en Arequipa sí se ha investigado al respecto y se haya concluido que lo que quieren los arequipeños son autoridades longevas, reeleccionistas y con cola de ratón.