La otra elección
Comprensible la atención, preocupación y riñas que genera las elecciones generales para el cambio de autoridades políticas; sin embargo, hay que advertir que en el país están ocurriendo otras elecciones, igual o quizá más importantes, y son las que vienen ocurriendo en nuestro sistema universitario, especialmente el nacional. La Universidad Mayor de San Marcos (UNMSM), en pocos días elige a su nuevo equipo rectoral; y en Arequipa, la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA), ya anunció su calendario para elegir a quienes dirigirán hasta el 2026, la que, fuera de Lima, es la más importante universidad pública del Perú, según SUNEDU.
Es indudable que con la nueva Ley Universitaria Nº 30220, nuestro sistema universitario ha mejorado ostensiblemente, no sólo en cantidad (se ha aminorado el número), sino también en calidad (licenciamiento y acreditación que garantizan una mejor formación académica y científica). Para corroborarlo, allí están las calificadoras internacionales que hoy existen y que colocan a varias universidades peruanas, y en especial a la UNSA, en la vitrina de las mejores universidades del país.
Justamente, las elecciones universitarias ponen en riesgo esa mejoría porque se dan en medio de una coyuntura muy especial, dictada por la pandemia y que obliga a las universidades, y en especial a la UNSA, a reinventarse. Para nadie es una novedad, por ejemplo, que la pandemia ha redefinido todo el sistema educativo y en especial el universitario, siendo el de las clases remotas o virtuales, su principal componente. Eso debe obligar a las nuevas autoridades a determinar cómo ir mejorando en esas pedagogías, pero sin glorificarlas; pues, luego de un año, la “virtualidad” ha mostrado sus limitaciones, y cada vez se hace más urgente que el sistema educativo retome la presencialidad, en la medida de lo posible.
Ligado a ello, deberá sumarse la atención a otros problemas, como la motivación y preparación para seguir pegados a la pantalla, tanto de alumnos como profesores; la medición del aprendizaje on line; y, básico, el mejoramiento de la conectividad, así como la atención al traslado masivo de alumnos de las universidades privadas a las públicas.
Pero el asunto va más allá, pues la actual crisis sanitaria y económica, también ha mostrado la necesidad de redefinir la estructura y oferta académica universitaria; pues, hoy más que nunca necesitamos de científicos y profesionales con una visión holística; es decir, no sólo requerimos para el futuro inmediato, de epidemiólogos, virólogos, químicos y biólogos, sino también de científicos sociales que dialoguen con las otras ciencias, para enfrentar no sólo la plaga actual, sino las que vendrán por la crisis climática, o la constante amenaza de los desastres naturales que, en Arequipa, nos ronda permanentemente. Es más, nuestro sistema universitario tiene que proyectarse a formar profesionales que enfrenten temas de seguridad alimentaria, rediseño de ciudades, informatización del país, nueva matriz energética; gestión pública orientada a la salud y educación, etc. Todo ello atravesado por la solidaridad y compasión, que no solamente nos una, sino que podrían ser la semilla de la visión de país que aún nos es ajena.
Esas son las tareas urgentes que hoy demanda el país en este nuevo y crudo escenario, el mismo que servirá de fondo para las elecciones universitarias, que se realizarán con un grave problema adicional: la coyuntura política en dos niveles; el primero, lidiar con la disparada, tanto de nuestra desconfianza institucional, como de las posiciones ideológicas que medran del descontento y desencanto; y el segundo, resistir a las amenazas de las dos opciones presidenciales que llevan como estandartes de campaña, destruir todo lo avanzado por la actual Ley Universitaria.
Duro trabajo pues el que les espera a las nuevas autoridades universitarias. Sólo queda confiar que, a diferencia de nuestros saltimbanquis líderes políticos, sepan ponerse a la altura de las circunstancias, reconociendo que, hoy más que nunca, sólo la ciencia y el conocimiento, nos permitirá salir del túnel en el que andamos metidos desde hace más de un año, gracias a la ecuación perfecta que la peste y los políticos, han logrado desarrollar.