Plan de desarrollo y entuertos

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Una de las primeras actividades públicas a la que tuve que asistir en mi condición de nuevo Coordinador de la Mesa de Concertación para la Lucha Contra la Pobreza de Arequipa (desde ahora, MCLCP-AQP), fue al acto inaugural del 1er. Taller Provincial para Reformular el Plan de Desarrollo de Arequipa.

Es una de las funciones de la Mesa apoyar activamente este tipo de actividades que, definitivamente, tiene que ver con el desarrollo y consiguientemente la reducción de la pobreza en nuestra región. Además me interesó porque se anunciaba una asistencia masiva de todos los alcaldes de la Región, además de líderes políticos, sindicales, etc. Es decir, me atrajo la idea de ver a las llamadas fuerzas vivas de la Ciudad Blanca reunidos y debatiendo el norte u objetivos de Arequipa de aquí al año 2018. Por otro lado, esta reunión era la primera que se complementará con otra que se dará el martes, pero con otros actores: empresarios, universidades, etc. Es decir, un plan de lo más atractivo.

Hasta allí, todo bien, pero la realidad fue y es otra. Casi con un cuarto de la asistencia comprometida, el alcalde Arequipa, Simón Balbuena, tuvo que inaugurar esa jornada de trabajo poniendo énfasis que era primera vez en la historia de la ciudad que se iba a tener un Plan de Desarrollo y que para ello contaban con la experiencia del Centro de Promoción del Desarrollo y la Identidad Nacional (Prodin).

Cuando me tocó hacer uso de la palabra, señalé que la jornada que se inauguraba era de “Reformulación del Plan de Desarrollo”; es decir, trabajar sobre algo ya existente. Lo existente es el Plan de Desarrollo que hizo Juan Manuel Guillén en su gestión edil. Creo que es justo reconocerlo; que se haya o no aplicado, o que hay que retocarlo en función de nuevas necesidades, es otra cosa, pero Juan Manuel tuvo mucha preocupación en tener un documento guía que, por cierto, duró mucho tiempo en elaborarlo, y no dos días como parece plantearse ahora.

Felicité al alcalde provincial por su interés en reformular esa guía, ajustarla a los tiempos y nuevas necesidades de la ciudad. En realidad eso es excelente; sin embargo, lo que no digiero (y eso a título personal porque la Mesa no tiene nada que ver) es porqué tiene que hacerlo un equipo venido de Lima, porqué no usar el equipo de Planificación que tiene la propia alcaldía o porqué no comprometer a las universidades en esa tarea. Parece que la respuesta la encontramos en el lado sinuoso de la política, pues la consultora contratada, por cierto, no con pocos soles, Prodin, es de un familiar de Ollanta Humala. ¿Por qué camiseta política está Simón Balbuena en la alcaldía? La respuesta cae por su peso. Como lo diría, Julio Cotler, un típico caso de patrimonialismo y clientelismo que ha fracturado la relación Estado-Sociedad Peruana.

Ahora, es posible que esté plenamente prejuiciado y que el Plan que entregará Prodin al Muncicipio es el que la ciudad realmente necesita. Si es así, no mil, sino millones de disculpas.

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