Soñar no cuesta nada
Aunque tenían plazo hasta el 11 de enero de este nuevo año, todas las agrupaciones políticas decidieron cerrar el 2015, presentándonos sus fórmulas electorales que nos permite saber quiénes quieren gobernarnos para los próximos cinco años. Como sabemos, son una veintena de candidatos que, como venimos diciendo, no hace más que corroborar que en el plano institucional, seguimos apostando por la cultura del cangrejo: caminando hacia atrás, empobreciéndonos políticamente, haciendo de cada proceso electoral un acto circense en lugar de una oportunidad para elevar nuestro nivel cívico, democrático y ciudadano.
El asunto es más penoso aún luego de ver la formación de esas fórmulas presidenciales, pues, hay alianzas absurdas, inconcebibles e, incluso, contranaturales, como lo han señalado varios analistas, quienes creen que eso se debe a la pobreza institucional de nuestra política, o simplemente a un pragmatismo ramplón de la llamada clase política que ya ni siquiera se tapan la nariz para aliarse con quien les asegure un lugarcito en el Congreso o, por lo menos, en cualquier espacio de la administración pública.
Luego de esta decisión, el mensaje lanzado por los dirigentes o supuestos líderes políticos el claro: aquí lo que importa es el oportunismo, lo indecente, infame e incluso inmoral. Es decir, todo vale para llegar a ocupar una curul, puesto o cargo. Obviamente, con dicho mensaje muchos ya estarán frotándose las manos, lo cual no hace difícil imaginar que la formación de las listas congresales será mucho más asquienta.
Es hasta la primera semana de febrero el plazo para que todas las formulas presidenciales presenten sus respectivas Congresales. Serán cerca de tres mil candidatos a nivel nacional y en nuestra ciudad más de una centena los que oficialmente compita por las seis bancadas que nos corresponde. Sin embargo, sabiendo que hay “previas”; o “elecciones internas” para ser elegidos entre los seis candidatos, entonces podemos deducir que en nuestra ciudad también hay cientos que hoy están revoloteándose por una candidatura. Aunque algunas agrupaciones han dicho que lo harán “puertas abiertas”; es decir, invitando a gente que no son necesariamente de su organización, lo que sabemos es que la mayoría de esas postulaciones se consiguen a punta de pujas o subastas; es decir, quién aporta más dinero o quién garantiza mayor caudal electoral.
Puesta así las cosas, será interesante observar las movidas de las próximas semanas para saber quiénes serán nuestros candidatos al Congreso. Si lo ocurrido en Lima nos ha sorprendido e incluso asqueado, con toda seguridad lo que tendremos a nivel local también producirá lo mismo. Claro, siempre queda la esperanza que ello no ocurra; es decir, que aquellos que quieran representarnos en el Congreso sean probos, íntegros, e incluso inteligentes o, por lo menos, algo leídos . Ojalá, soñar no cuesta nada.