¿Fin de la FIL?
Luego de 13 días, hoy cierra la sexta edición de la Feria Internacional del Libro de Arequipa, FIL. Creo que he ido unas siete veces, ya sea para pasear, asistir a presentaciones, conciertos, comprar libros y participar de algún que otro evento, y en todas esas ocasiones el panorama de la FIL era el mismo: sepulcral. ¿Hemos asistido al final de la FIL?
Al igual que las otras ediciones, la FIL de este año se ubicó en el mismo lugar, presentó su misma estructura, diseño y hasta los expositores; es decir, las editoriales o librerías, eran casi los mismos. Las diferencias, como siempre, se basaron en algunos títulos, ceremonias y espectáculos, pero la gran diferencia fue que esta vez cobraron un nuevo sol. Para algunos esa ha sido la madre del cordero para entender la poca afluencia o aceptación del público. Obviamente quienes más lamentan el ambiente lúgubre que ha reinado en esta FIL son los expositores, pues por lo que me comentaban, se van o cierran sus puestos sin haber ganado, ni siquiera, para el panetón navideño.
No creo que la razón de ese descalabro haya sido ese nuevo sol. O, en todo caso, hay una serie de razones. Por ejemplo, la temporada puede ser una de ellas, pues en un mes navideño parece que todo el mundo prefiere comprar cualquier cosa, menos libros para regalar. Otra razón podemos encontrarla en el local donde tradicionalmente se ubica la FIL; es decir, el Parque Libertad de Expresión no funciona, a pesar de estar ubicado a pasos de una universidad creyendo que ellos, los universitarios, van a ser los primeros en asistir y comprar libros (conozco profesionales que en su vida han leído uno solo).
Es decir, hay una serie de aspectos que tendrían que revisar sus organizadores si es que desean continuar con la FIL y así evitar que ésta siga dando ese triste espectáculo de ser una Feria atravesada por la ausencia de público. Entre las razones que debiera analizarse es una cuestión de fondo: ¿nuestra ciudad está hecha o resiste dos ferias de libros?
Recordemos que hace un par de meses ya hubo una Feria similar; es más, paralelo a la FIL ha ido organizándose el Festival del Libro que usualmente se hace después de la FIL, pero que esté año se hizo antes y se ubicó en la Plaza de Armas. También estuve allí y la sorpresa fue que el público abarrotaba los puestos y compraban libros en bolsas. Pareciera que al público arequipeño poco o nada le importa las incomodidades, la falta de seguridad, ni siquiera que haya o no servicios higiénicos. Parece que lo único importante es una feria al alcance de sus manos, que esté al paso y si hay alguna oferta acorde a sus bolsillos, mejor. Obviamente, los expositores que llegaron a ese Festival estuvieron felices.
Es decir, pareciera que los organizadores de ese Festival encontraron su fórmula, mientras que los de la FIL la agotaron. Eso obliga, especialmente a los segundos; es decir, a Artearequipa, a reformular muchas cosas, pero principalmente a sincerarse respecto a la capacidad que tiene nuestra ciudad de asistir a dos Ferias del mismo carácter que se juntan. Creo que hay que dejarse de jactancias y aceptar que Arequipa no está preparada para dos eventos de este tipo, lo cual debiera exigir que tanto los del Festival como los de la FIL se unan y hagan la Gran Feria de Libros. ¿Lo harán? Creo que no, pero nada cuesta soñar.