Cerati: eres parte de todos
A mitad de los 80 empezó a sonar la música de Soda Stereo. Yo que había cultivado mi oído con el rock clásico, no digerí al principio esa mescolanza de punk-rock, reggae y ska inyectada en temas como Sobredosis de Tv o Te hacen falta vitaminas. Sin embargo, la producción de Soda continuaba y nos invadía con temas cada vez más elaborados y rockeros, como Nada personal o Cuando pase el temblor. Cuando apareció Signos, era uno más de esos devotos que veíamos a Gustavo Cerati como un nuevo dios del rock.
Recuerdo el delirio que se armó cuando anunciaron su presencia en el Coliseo Arequipa. La fiebre, los desvelos, colas y apretujones de mis primos y yo: Edson, Alex, Piti, Zare y Shirley, para ser y estar como los primeros en el concierto. Ninguna molestia importó, pues de lo que se trataba era alucinar con la música de Soda, pero principalmente enloquecerse viendo a esa nueva divinidad casi andrógina: Cerati.
Soda Stereo regresó a Arequipa años después, pero la fiebre no fue la misma. Quizá fue que ya éramos grandecitos, o tal vez por qué no estábamos al ritmo de su evolución musical. La última vez que vi a Cerati en Arequipa fue en el Cerro Juli, ya como solista y exponiéndonos sus nuevas ondas musicales ante un público magro y parco que reclamaba sus temas primigenios que él a veces tocaba, pero con versiones rarísimas.
Luego vendría la gran gira del reencuentro, Me verás volver que los trajo nuevamente a Lima. Estuve en una de sus presentaciones y sentí, como los miles que estuvieron allí, que la Sodamanía revivía y decidimos eternizarlos. Luego vendría la dolorosa noticia que Cerati sufrió de un accidente cerebrovascular y me uní al piadoso coro mundial que le pedía al cielo que se llevara a Arjona pero no a Cerati. El cielo no nos hizo caso, se lo llevó hoy y de paso a una parte de nosotros, porque Cerati, como lo cantaba en la Ciudad de la furia, era parte de todos.
y no te olvides que mily tambien estuvo en esa larga cola con apretaderas, me acuerdo clarito que regresò del concierto templazsda de Gustavo Cerati estaba en las nubes y ni que decir cuando logrò sacarle un autògrafo en el aeropuerto.