La Primavera, según Vivaldi

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Garcilaso de la Vega nos cuenta en sus Comentarios Reales que las festividades  más importantes que se celebraban en el Tawantisuyo, llamados Raymi, estaban ligadas a los solsticios y equinoccios; es decir, las aperturas estacionales. Cuando se trataba de la primavera, Garcilaso nos cuenta que:

 “…  los reyes Incas celebraban solemnemente en su corte, la llamaban Situwa; era de mucho regocijo para todos… Preparábanse para esta fiesta con ayuno y abstinencia de sus mujeres… Todos en general eran preparados: hombres, mujeres y niños,…”

No sólo la cultura inca reverenciaba esta estación del año, pues para la Grecia antigua era la época de la devoción a Demeter, la madre tierra, que luego de las temporadas de sequedad y aridez, se tornaría resplandeciente y cálida. Lo mismo hicieron los hindúes venerando a su diosa del florecimiento, Kali; y los fenicios lo hacían con la diosa Astarte, la del nuevo ciclo.

 Es decir, desde tiempos inmemoriales, ninguna cultura dejó de rendir culto a la estación primaveral que en épocas actuales la hemos asociado al estudiantado, juventud y enamoramiento; es decir, una alegoría a la renovación del candor, la esperanza, la promesa y  alegría.

 Si de eso se trata; es decir, de reconectarnos, revitalizarnos o renaciendo con nuestros sentimientos, ideales o juramentos; entonces, no hay mejor manera de hacerlo que sintiéndonos  acompañados con la Primavera de  Vivaldi. Disfrútenlo cliqueando  aquí.

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