Mujica, el gran negociador
Definitivamente, el gran negociador de esta campaña ha sido Jaime Mujica. Lo ha venido demostrando desde principios de este año electoral, primero recordándonos que la política es algo ajeno a sus intereses inmediatos, pero a la vez buscando un cobijo para lanzar su candidatura al Gobierno Regional, por tercera vez. En estos meses su capacidad de negociación política ha sido notable: se apartó del Nacionalismo, luego anunció que se presentaba con Vamos Perú y finalmente recaló en Juntos por el Desarrollo de Arequipa. Con vientre del alquiler seguro y ya en campaña, siguió negociando.
Como todo buen mercader, Mujica es un pragmático de la política. Sabe mejor que nadie que en las elecciones lo único que interesa es saber sumar. Los programas, discursos, debates, pactos, etc. son, en su lógica, formulismos, rutinas a los que hay que asistir por cortesía, nada más. Lo importante es seguir negociando para sumar. Así, logró, por ejemplo, que varios postulantes al Gobierno Regional, anunciaran una práctica declinación de sus respectivas candidaturas a su favor, y hace poco ha informado una nueva conquista de su negociación: 12 mil votos de los fonavistas agrupados en Democracia Directa.
Hay que reconocer que Mujica tiene con qué negociar. Su principal fortaleza es la red de centros educativos, de varios niveles, que tiene regados por todo el sur. Mujica ha descubierto, al igual que César Acuña en el norte, que el poder político puede alcanzarse más fácilmente si se tiene una empresa educativa que no sólo financie sus aspiraciones, sino también le proporcione el aparato necesario constituido por cientos o miles de jóvenes dispuestos a todo por la beca o la nota aprobatoria del curso.
Con esa fortaleza, la negociación de Mujica se hace atractiva ante los demás y por eso los dirigentes o políticos de otras agrupaciones asisten prestos a firmar los pactos o adhesiones que le hacen fantasear a Mujica que pasará a la segunda vuelta electoral e, incluso, ganar las elecciones. Sin embargo, dichos apegos son débiles y peligrosos. Los romeros, sumerindes, jotaeles, etc. que se han afiliado a Mujica, son los silenciosos de la campaña; es decir, los que suman una insignificancia; en ese sentido poco o nada importa ese pacto. El otro, con los fonavistas, sí debiera importarnos por las siguientes razones:
Democracia Directa, el partido que le ha prometido a Mujica 12 mil votos, a cambio no se sabe de qué, es la misma organización que también cobija en Puno a Walter Aduviri Calizaya. Como lo recuerdo en otro post, Aduviri es el cabecilla del ‘Aymarazo’, ese disturbio antiminero del 2011 que terminó con locales incendiados, saqueos, varios heridos y millones de soles en pérdidas. Aduviri encabeza las preferencias en Puno con un afiebrado discurso antisistémico, pues legalizará el contrabando, disolverá la Sunat, Aduanas y el Poder Judicial, nacionalizará las empresas mineras, etc.
Esas son las negociaciones que logra hacer Mujica, no importa con quién, lo importante es sumar, el objetivo es ganar, como sea. Con esto, lo que nos demuestra el candidato de la electorera “Juntos por el Desarrollo de Arequipa”, es que, recordando sus añejas clases de leninismo siendo estudiante de Educación, para él, salvo el poder, todo es ilusión.