Incentivando el privilegio laboral
Si ese es el panorama en el país, a nivel de nuestra región, la cosa no varía mucho, pues entre desempleados y subocupados, el porcentaje se acerca al 60%, y si bien es cierto que en los últimos años ha aumentado la tasa de empleabilidad, al 47%, hay que ver que lo ha hecho básicamente en el sector comercio y servicio (42%), y aunque eso parezca beneficioso no lo es, pues ese dato pone de manifiesto que es el sector terciario el que más ha crecido en nuestra región generando puestos de trabajo que se reducen a vendedores. En otras palabras, hay menos trabajo productivo, hay más empleo en ventas, ocupados mayoritariamente por jóvenes cuyas remuneraciones son misérrimas.
Lo peor es que el esa situación tienda a agudizarse, perjudicando principalmente para nuestros jóvenes, pues tras el anuncio hecho por el presidente el martes, el de la elevación del mínimo vital, lo más probable que desanime aún más a ese empresario que encuentra en nuestra legislación laboral una maraña de obstáculos que hace que nuestro país sea uno de los más engorrosos en generar puestos de trabajo mínimamente formales. Por eso es que cerca de diez millones de trabajadores en nuestro país sobreviven sin un empleo adecuado.
Ahora, hay que reconocer que el problema del desempleo no ocurre sólo aquí, sino que es una molestia mundial que se ha agudizado con la globalización, ya que con este nuevo tipo de sociedad, ganó el capital y perdió el trabajo, y esa es una situación irreversible frente a la que hay que estar preparados para adaptarnos mucho mejor. Es decir, más que anunciar pequeños aumentos del mínimo vital, que sólo benefician a una elite laboral; o antes de estar haciendo jugarretas legales para seguir engrosando a nuestro celulítico Estado con temas como el CAS, el gobierno debería estar preparando y educando, principalmente a los jóvenes, para estar lo suficientemente capacitados para enfrentar a los nuevos retos del trabajo productivo que es el que hay que promover y desarrollar. Esa debe ser nuestra mira en el campo laboral para tener la seguridad de un desarrollo sostenible. Todo lo contrario a esa otra visión gubernamental de privilegiar a la élite laboral con mínimos vitales, o engordando el Estado con trabajo inútil como lo es usualmente la función del burócrata de gobierno.
Es fácil decir "vamos a subir el mínimo vital" cuando uno NO es quien lo paga, sino que lo paga el sector privado, porque, en el Estado ¿quién gana el mínimo vital? Ese sueldo básicamente es pagado por el sector privado quien lo pensará dos veces antes de contratar más personal. Por el contrario, en algunos casos tendrá que despedir gente para poder subirle el sueldo a los que queden.
Pero ojo, no estoy en contra de este aumento, es bueno que suba el mínimo vital pero el Estado debe ser consecuente con su gente también. ¿Desde cuándo no les aumentan los sueldos a los maestros, a los médicos, a los militares que tienen un trabajo de alto riesgo? Fácil desde el primer gobierno de Fujimori. Sólo veo que los congresistas son los únicos sinvergüenzas que se suben el sueldo y el de sus ayayeros (asesores que les dicen). A este paso el mínimo vital será mayor que el sueldo del sacrificado maestro o del médico que tiene que quemarse las pestañas 11 años de preparación para ganar S/. 2200 en el mejor de los casos.
Señor Humala, el aumento del mínimo es bueno pero que el Estado dé el ejemplo también.