Racismo, la ideología proteica
El tema del racismo ha sido ampliamente tratado desde la antropología o sociología. Desde el psicoanálisis, qué te impulsó a abordarlo?
Me fui dado cuenta en mi práctica psicoanalítica que mucha gente llegaba por penas de amor y después resultaban que esas penas tenían un componente que a primera vista no había aparecido como tema de consulta y era un componente racializado. Por ejemplo, un señor que en su tierra era considerado blanco y luego en la universidad limeña tiene muchas dificultades para ingresar empezando por las diferencias educativas, y cuando finalmente lo logra gracias a su tenacidad, le hacen saber rápidamente que no era blanco sino serrano. Otros casos son la de muchos ejecutivos exitosos que tiene parejas más jóvenes que ellos, de otra clase social y lo que me sorprende es que no pueden enfrentarse con esto y tienen la fantasía de traer al consultorio a sus parejas para que yo sea el arbitro y les diga si la chica es o no chola, si la puede llevar o no a su casa de playa o al restaurante de moda.
Has advertido en que de no afrontar el tema nos pondríamos en una situación parecida a Bolivia, que hoy vive una crisis separatista. ¿Tan grave es el asunto?Creo que sí, porque en las últimas elecciones ya tuvimos un anticipo; es más, han sido las más racializadas que ha tenido el Perú y se sintió clarísimamente esa ruptura como nunca antes. Esto es un anuncio que el tema ya no va ser invisibilizado ni va a ser considerado algo natural, pues la mayoría de la gente se está dando cuenta que el racismo viene aparejado a una falta de derechos. Esto genera un malestar creciente, y probablemente va a ser uno de los ingredientes que va a funcionar en el famoso candidato antisistema que es el fantasma que nos asusta par el 2011. Bolivia es un espejo donde deberíamos mirarnos, porque allí uno de los elementos básicos no sólo es el problema de la riqueza sino de la exclusión, y eso no es solo un tema económico, es también un asunto de discriminación racial.
Sin embargo, Tanaka sostiene que la democratización del país ha visibilizado el problema y, por tanto, no habría que ser tan pesimista.
Las diferencias entre Martín y yo son de énfasis. El no niega que el racismo exista y yo no soy tan pesimista como para decir que las cosas están igual que hace 100 años. Es cierto que el racismo se ha visibilizado pero no se han tomado las medidas necesarias para que realmente cambie. La Defensoría del Pueblo acaba de hacer un estudio sobre la discriminación a nivel nacional y nos dice que sigue muy activa y no sólo, como Martín dice, en los sectores más privilegiados. Precisamente porque ahora la cosa es más visible es que los conflictos pueden ser más peligrosos y nos los enfrentamos de manera clara. El gobierno, por ejemplo, no está haciendo nada para atacar la discriminación racial. Ni el gobierno de Toledo ni el actual. Nada se hace para que las personas se empoderen; es decir, tengan conciencia de exigir el cumplimiento de sus derechos. Sí coincido con Martín en el sentido de que se está democratizando el Perú, pero no necesariamente de una manera orgánica, articulada y natural, sino que más bien está surgiendo como brotes espontáneos muchas veces en forma de achoramiento y anomia y eso es un riesgo, porque el achoramiento es la expresión desesperada y violenta de quien cree que las reglas son un obstáculo y que además que no son justas sino distintas dependiendo de quién se trate y eso es parte de la discriminación en donde ya el racismo se mezcla con otras cosas porque el racismo no existe en estado puro, está al servicio de intereses económicos, de determinados privilegios y por eso es también una ideología proteica y que sobrevive a los cambios de época y se adapta con enorme facilidad, y nos sigue trabando, entorpeciendo y creo degradando como sociedad y seres humanos.
Has venido también a conmemorar los 40 años del Mayo Francés donde se está recordando la frase de “La imaginación al poder”. Sin embargo, Zisek ha dicho que la verdadera frase es “Seamos realista, pidamos lo imposible”. Cuál es tu opinión?
A mi me gusta más la frase “Dios ha muerto, Marx ha muerto y yo no me siento muy bien tampoco” porque pone en cuestión a los sistemas burocráticos que en esa época eran insoportables. Pero por otro lado, creo que son los jóvenes quienes tiene que decir los slogans que a ellos les interesen y no la generación de Zisek que es la mía. Son lo jóvenes quienes tienen que dar la voz cantante. A mi me gustaría saber, por ejemplo, cuáles son los slogan de los jóvenes arequipeños, ello son los que tienen que decir qué es lo que los mueve. Aparentemente las juventudes están más preocupadas de su propia supervivencia, de sus intereses más inmediatos, pero así es la juventud, de un momento a otro nos dan sorpresas de que están hartos de los sistemas burocráticos y el poder corrupto y plantean una revuelta, un movimiento como fue el de Mayo del 68. Ojala que esta celebración sirva para que los jóvenes recuerden que son ellos los que tienen la energía, la imaginación y la capacidad de mejorar la sociedad que nosotros les hemos dejado. Sin el concurso de los jóvenes nada va a cambiar.