La chica de la capa roja
Uno de los más famosos íconos de la cultura popular, creado por Perrault y reelaborado por los hermanos Grimm, regresa al cine con una adaptación propia a los tiempos en que vivimos y con el toque sensual de la directora Catherine Hardwicke que no puede alejarse de la gran marca que le ha dejado su experiencia con Crepúsculo, su anterior película.
Aunque la ambientación se adapta al oscurantismo de la Edad Media, donde encontramos aldeas desprotegidas y atravesadas por mitos y leyendas de horror que buscan educar principalmente a las adolescentes con los principios de la obediencia a los padres y el no andar con extraños, la Caperucita de Hardwicke es una adolescente que no puede con los efluvios propios de su edad y cae rendida a la tentación de escaparse de aldea con el amor de su vida y así, también, evitar la obligación de casarse con quien no desea.
En torno a esa historia de amor, gira la historia que recompone a la tradicional Caperucita ya que ésta no es una niña boba e ingenua que no sabe ni siquiera distinguir entre el cuerpo de un lobo y su abuela, sino una adolescente apasionada que sabe lo que quiere. Obvio que encontraremos al lobo, una especie horrenda que atemoriza planificadamente a toda la aldea, pero que terminará no ahogado, sino incorporado a la historia romántica que atraviesa la cinta. Para los fieles de Grimm, la cinta tal vez les parezca una tontería, pero para los de Hardwicke, les ayudará a suspirar nuevamente recordando varios momentos de Crepúsculo.