Año escolar 2012
Esta situación no hace más que corroborar lo difícil que es trabajar en el sector educativo de nuestro país. Es decir, si se quiere iniciar una mínima reforma en ese sector, como el de contar con profesores en aulas acondicionadas, no sólo hay ponerle mucho entusiasmo y voluntad, sino que hay que saber lidiar con otros enemigos, muchos de ellos ajenos a los cálculos oficiales, como los naturales por ejemplo, que cada año nos enrostran lo frágil que es la infraestructura pública de nuestro país. Es decir, la lluvia más ridícula que cae en nuestra ciudad, termina desnudando la calidad de las obras estatales, ya sea en colegios y pistas.
Previendo esta situación, el Ministerio de Educación dispuso una partida presupuestal extraordinaria para remodelar o acondicionar las aulas escolares en nuestro país. En Arequipa por ejemplo, se dirigió esa partida para sesenta colegios. Al día de hoy sabemos que casi un 60% de ese presupuesto no se usó porque las autoridades pertinentes ni siquiera hicieron la gestión para retirar el dinero. Casi el mismo porcentaje se repite en todo el país, lo que pone en evidencia otro de los graves problemas de ese sector: la deficiente calidad técnica y profesional de quienes dirigen la educación en todos sus niveles: desde las autoridades hasta los profesores que están frente a nuestros hijos que aún cursan el período escolar. En Arequipa, por ejemplo, ya han pasado por ese sector seis gerentes de educación. Es decir, para el gobierno de Guillén, ese sector sigue sin rumbo alguno.
Y llegando a este punto no podemos dejar de mencionar al Sutep, el sindicato marxista-maoista que agremia a casi todo el profesorado nacional (cerca de 600,000), y que en la práctica es el verdadero mandamás de la educación pública, convirtiéndose así en uno de los causantes del desastre en que está sumido ese sector en nuestro país.
Con todos esos obstáculos hay que lidiar si es que queremos mejorar la educación en nuestro país, principalmente la pública. Como vemos, la tarea es inmensa, pero queremos seguir confiando en la capacidad, experiencia e inteligencia de nuestra paisana y colega Patricia Salas. No la tiene fácil; sin embargo, confiamos en que sabrá encontrar la luz en un sector donde parece reinar la oscuridad.