Don Luis

Aunque sus clases fueron pocas en número, igual fue un lujo haber tenido como profesor a don Luis Jaime Cisneros en la Maestría de Ciencias de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en donde era uno de sus más connotados docentes y ya reconocido como uno de los más brillantes intelectuales del país. No podía ser de otra manera, pues, de don Luis ya se sabía que venía de la medicina, pero le ganó las humanidades, terminando como filólogo y doctor en letras; miembro de la Academia Peruana de la Lengua, Real Academia Española, la Academia Norteamericana de la Lengua Española, la Academia de Letras de Uruguay, y otros innumerables pergaminos.

Por eso es que, recuerdo, a don Luis se le miraba como a una de las “vacas sagradas” que enorgullecía a la PUCP, y a uno mismo por ser “su alumno”. Sin embargo, a pesar de esos galardones académicos, uno también oía decir que don Luis era una persona sencillísima que uno terminaba corroborando cuando nos animábamos a abordarlo y él, atento y gentil, oía y luego respondía a nuestra inquietud.

Ese es el don Luis Jaime Cisneros que yo conocí: académico, gran sabedor y siempre interesado de los problemas nacionales, especialmente los ligados a la educación (creo que su último artículo es de este reciente domingo); jovial, risueño y siempre atento a los demás. Por eso, al enterarme de su fallecimiento, automáticamente me sorprendió la tristeza, y como una manera de recordarlo releí una de sus últimas entrevistas donde, como siempre, nos ayudaba a reflexionar sobre los problemas del país y de nuestra propia vida. Adiós, maestro.