Los perros son una constante en la historia del cine. Los ha habido de todo tipo y con todos los roles, pero donde mejor han encajado y conquistado al público es en el papel de tiernos y fieles amigos que están dispuestos, incluso, a dar su vida por la del amo. Es sobre esta idea fuerza que se construye este remake cuyo original proviene del cine nipón (dicen que es una historia real) y que en la versión gringa tiene a Richard Gere como protagonista.
Aquí, Gere es un catedrático que acoge a un perro vagabundo (Hachiko) en una estación. Tras los problemas iniciales de adaptación, ambos establecen una relación estrecha que prácticamente trastoca sus vidas. Como puede verse, una historia que conjuga perfectamente el humor y el drama, al extremo que es inevitable sacar el pañuelo para enjugar el llanto.
Con historia tan manida, puede pensarse que la cinta es efectista y que lo único que persigue su director, el nórdico Lasse Halström, es crear una historia para una buena sesión de lloriqueos; sin embargo no es así, pues hay que reconocer que también hay buen cine, especialmente en los ambientes que va creando el director para ir acercándonos al drama y especialmente el deceso del protagonista, realmente poético.
Obvio que para lograr eso es indiscutible el aporte profesional de Gere y, definitivamente, la estrella del film, Hachiko, el perro en el que destaca su proceso de cansancio y envejecimiento, pero siempre con la esperanza en alto para volver a olfatear al amo.
En resumen, una cinta con una historia preciosa, pero eminentemente triste. Recomendamos llevar muchos pañuelos.
Puntuación: 5.00 / Votos: 2