En el cada vez más atrayente pero competitivo mercado infantil, hay un nuevo héroe, o mejor dicho un antihéroe: Gru, la nueva propuesta de la Universal con la que pretende terciar para romper el monopolio de Pixar y Dream-works, que estas semanas nos han invadido con sus productos bandera: Toy Story y Shrek.
Gru es un villano, orgulloso de serlo que, haciendo una alegoría a
Pinky y Cerebro, planea permanentemente cómo cometer las más disparatadas fechorías. La historia de esta primera parte (de hecho habrá una saga) se centra en robar la luna. Para lograr ese objetivo, todo está perfectamente planeado, ya que para ello cuenta con su propio inventor (tipo agente 007), y un ejército de incondicionales que son los hazmerreir de la película, los Minions, algo así como unos frejoles amarillentos, hasta que se le cruza la competencia, otro archivillano.
Hasta allí, una alegoría al mal, pero como la cinta está dirigida al público infantil, el villano tiene que mostrar su lado bueno y eso lo logra un trío de huérfanas que le dan el toque tierno a la cinta y que hacen que nuestro nuevo antihéroe se redima de todas sus maldades. Es decir, el mensaje es claro: más vale la redención, la bondad, que el mal.
Como es habitual en este tipo de cintas, lo que abundan son los momentos graciosos, nada originales por cierto, nuevos personajes y una buena banda sonora. En esta ocasión, nos pareció perfecto, el recordatorio que se le hace al gran conjunto australiano, The Bee Gees. Luego de eso, nada más, una cinta para pasar un buen rato con los diablillos de casa y perfectamente olvidable.