Sexo en la ciudad 2
Una de las más celebradas series televisivas y encumbradas, como otras, a la pantalla grande, regresa con todo el glamur que podría imaginarse en una segunda versión que poco o nada tiene que ver, ni con su primera parte y mucho menos con su matriz en la caja boba.
Si hay algo que hizo famosa a la serie noventera y de principios del presente siglo, fue la presencia de cuatro casi cuarentonas y atrevidas mujeres neoyorkinas que desenfadadamente visibilizaban sus problemas de inclusión rompiendo una serie de prejuicios. Por eso es que se convirtieron en una especie de íconos porque, a la vez, trataban problemas socialmente relevantes.
Salvando las distancias y comprendiendo que en noventa minutos no se puede comprimir una serie de duró seis años, la primera puesta en el ecran, rescató algo de esos elementos. Sin embargo, su segunda versión nos presenta no a cuatro mujeres openmind, sino a tías conservadoras y chocantemente frivolonas por el uso extremo que hacen de un glamur tan artificial que termina en adefeciero.
Atrás quedó pues esos cuatro iconos femeninos que clausuraban el siglo veinte e inauguraban el veintiuno, supuestamente, con una nueva mentalidad. Hoy las vemos artificalizadas y siliconadas, lo cual parecería demostrar que detrás del discurso progre e irreverente, se esconde, el conservadurismo rancio y patético.