Cuco senderista

Que casi todos los medios de comunicación se hayan dedicado la semana pasada a hacer sendos reportajes o artículos sobre un posible rebote de Sendero Luminoso en las universidades públicas, no hace más que confirmar que ese sigue siendo un tema sensible entre nosotros. Explicable si es recordamos toda la barbarie que desató lo que fuera una de las organizaciones políticas más crueles de la historia reciente, sólo comparable, según los expertos, a los Jemeres Rojos camboyanos.

Sin embargo, no puede descartarse que el hecho haya sido exagerado para filtrar propuestas intervencionistas a las universidades, como tampoco puede descartarse que detrás del tema exista una gran hipocresía. Nos explicamos.

Lo primero está relacionado a la modificatoria legal que posibilitaría que las elecciones universitarias sean a través de un proceso electoral universal entre todos los miembros de la comunidad universitaria. Así, se pretende romper con al dictadura de las asambleas universitarias que son las que eligen a las máximas autoridades y que, como sabemos, se conforman mañosamente un año antes, justo para tender la alfombra a quien ya “armó” esa asamblea. Unas elecciones universales rompería ese esquema, aunque algunos ya han advertido que esa fórmula no funcionará porque corrompe más las elecciones, tal como sucedió en Puno donde, incluso, los candidatos regalaban a los alumnos condones con el número de la lista. En todo caso, hay que esperar el reglamento de esa ley para hacer de las elecciones universitarias, procesos más transparentes.

Lo curioso es que con esas medidas, este gobierno está avanzando en ingresar soterradamente a las universidades. Primero lo viene haciendo a través de la mentada acreditación y ahora con esta modificatoria a la ley universitaria. No nos oponemos a que lo haga porque creemos que desde hace mucho tiempo la universidad pública debe ser tema de debate nacional ya que hace agua; pero nos oponemos a estas formas, porque a las finales sólo se convierten en parches a un tema muchos más amplio que exige que sea abordado a través de una nueva ley universitaria, que ni éste ni los otros gobiernos se atreven a encararlo directamente.

Pero lo que también nos llama la atención del sensacionalismo con que ha sido abordado el supuesto renacimiento senderista en las universidades, es la hipocresía con que se trata el tema, pues recordemos que en el Informe Final dela CVR, hay un capítulo especial acerca de la relación universidad-sociedad peruana con una serie de recomendaciones que los comisionados plantearon para, justamente, evitar que las universidades públicas sean vistas como nidos senderistas. Me pregunto, qué autoridad, recibido el informe, ha incentivado su difusión; qué profesor lo usa, por lo menos, como material bibliográfico; qué bibliotecario sabe dónde están todos los tomos de ese informe que se entregaron a todas las universidades; es más, qué político que ahora se desgarra las vestiduras por un supuesto rebrote senderistas, avaló el informe de la CVR?

Hay muchas más preguntas, pero lo que queremos hacer notar es el grado de irresponsabilidad de nuestras autoridades, tanto universitarias como políticas, en torno al tema senderista. No se trata, por tanto, sólo de culpar y hacer persecución de brujas a unos despistados que reclaman la liberación de Guzmán, sino ver el asunto en su conjunto para reconocer que, al igual que en los ochentas, la presencia de Sendero es responsabilidad de todos, y que si ahora hay un nuevo rebrote de ese cáncer (suponiendo que así sea, aunque lo consideramos improbable) también lo es de todos, principalmente de quienes conducen el país.

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