Como casi en todo el mundo, nuestra ciudad se sumó a la fiebre que ha desatado el estreno más esperado de la temporada: Luna Nueva, segunda adaptación del tetralógico amor vampírico creada por la mormona Stephanie Meyer. Aquí veremos más de esta estrafalaria historia, pero con dosis más risibles; es decir, la virginal y depresiva chica que tiene que luchar contra los ardores internos que le causa tanto su enamorado, un vampiro vegetariano, como el amante que es (agárrense) el hombre lobo.
Es decir, la segunda entrega de esta saga nos plantea uno de los temas más trillados del cine, el triangulo amoroso, pero con toques novedosos pues, aquí no se trata de seres comunes sino de personajes clásicos traídos del cine de terror con un añadido más, la juventud y belleza, la dupla más exigente y sustanciosamente comercial del mundo postmoderno.
Ya sabemos que uno de los encantos de esta nueva saga es la explotación del ideal moralista de las relaciones púberes asexuadas; sin embargo, ese mensaje es trasmitido embusteramente, pues mientras los protagonistas luchan echándose agua para alejarse de esas tentaciones, la cinta está atravesada por cuerpos y poses altamente sensuales. Mensaje altamente contradictorio para el femíneo auditorio adolescente, pues sabe que tiene que reprimirse mientras se relame los labios.
Innecesariamente larga, contada en un tono lánguido, sin ninguna acción que la salve como ocurrió en la primera parte; es decir, una cinta que aún no entendemos porqué ha causado tanto revuelo mundial y que, incluso en nuestra pequeña Arequipa, ha obligado a ampliar funciones hasta la media noche. Realmente inexplicable.
Puntuación: 5.00 / Votos: 1