Fujimontesinismo
Es difícil en los pocos minutos que da la radio en esas entrevistas, explicar que el juicio que se le hace al ex mandatario no es por esos temas u obras que, por cierto, muchas fueron positivas, sino por la violación a los derechos humanos, tema que para la mayoría de la población, es aún un exotismo. En ese momento, percibo que hasta el propio entrevistador, el periodista, no entiende cuando se le plantea ese argumento porque no es primera vez que me replican con ¿pero, qué hubiera hecho Ud. en un escenario de crisis económica y terrorismo, no es mejor una mano dura?
Lo que experimento en la radio no es una novedad si es que revisamos las encuestas que han aparecido últimamente ligado a ese tema, pues para una gran mayoría de encuestados, Fujimori es inocente; es más, en la intención de voto, si es que las elecciones fueran mañana, el fujimontesinismo tiene el primer lugar. Es decir, le descerebre total. ¿Por qué esa actitud indigna y tanática de la sociedad peruana?
En algunos ensayos míos, he intentado responder a tan difíciles interrogante y quienes mejor me han ayudado a hacerlo han sido las obras de Alberto Flores Galindo, Sinesio López y Julio Cotler. Del primero, por ejemplo, me atrae la tesis de la tradición autoritaria de nuestra sociedad; es decir, esa creencia que las cosas sólo se resuelven por una acción providencial y justa, pero fuerte, lo que encierra, a la vez, la otra creencia que la nuestra es una sociedad que no pude actuar por sí misma. Así, siempre estaríamos buscando a un salvador, un mesías o Inca, como diría Flores Galindo.
De Sinesio López me atrae la tesis de que el problema que comentamos radica en que la democrática, como sistema y cultura de vida, aún no está internalizado entre nosotros, lo cual genera que entre nosotros haya más enseñoramientos que ciudadanos; es decir, en nuestra sociedad, aún hay más rasgos de feudalidad que modernidad. Finalmente, de Cotler rescato la idea que ese apego y casi fe al fujimorismo, hay que leerlo por el
lado de cómo se ha asentado la corrupción en nuestra sociedad, al extremo de considerarlo natural o necesario. Cotler plantea la tesis que una forma ya tradicional de entablar la relación Estado-sociedad peruana es a través del patrimonialismo y el clientelismo, que es la que encuba una forma de gobierno basado en prebendas que se dan y aceptan sin importar el respeto a las leyes y que van deteriorándose hasta que el Estado se torna mafioso, con aceptación y sin cuestionamientos de esa población que es beneficiada.
Hay otros científicos sociales que han o siguen estudiando este caso, y es bueno que así sea para ayudarnos a desentrañar esa pulsión que tenemos por la trasgresión o el mal, como diría Portocarrero. En todo caso, hay que estar atentos, mucho más por las amenazas que han anunciado los fujimoristas si es que el fallo final no les es de su agrado. Recordemos que son, oficialmente, un tercio del país, pero me temo que son mucho más, pues, a las finales, desde una perspectiva psicoanalítica, el fujimontesinismo es una representación de nuestra propia dualidad como ser humano; en otras palabras, todos tenemos un lado perverso que aflora cuando las condiciones son propicias. Parece que esas condiciones han tocado nuevamente las puertas en nuestra tanática sociedad.