Vicky Cristina Barcelona

Woody Allen continúa su proficua aventura de rodar en Europa historias que tienen que ver con los juegos y dramas humanos e intercalando con actores del viejo y nuevo continente. La fórmula le está funcionando muy bien y la muestra es la cosecha de varios premios, uno de ellos es justamente con esta película con la que ha logrado que Penelope Cruz se alce con un Oscar como mejor actriz secundaria.

En esta cinta, Allen nos cuenta una historia intrascendente: dos amigas americanas, lindas y jóvenes, deciden vacacionar en la mágica Barcelona; una es mojigata y la otra atrevida, pero ambas terminan enrollándose con un extravagante pintor que no puede resolver su relación con su ex (aquí es donde interviene Penelope, o Pé como la conocen en el mundo ibérico).

De la “etapa europea” de Allen, Vicky Cristina Barcelona no es de las mejores (Macht Point sigue siendo insuperable), pero tampoco es para desdeñarla, mucho menos luego de los premios obtenidos. Aquí, el genio de Allen no ha querido detenerse en escrudiñar los vericuetos de la mente humana como nos tiene acostumbrados, sino simplemente ha deseado distraerse en narrar las aventurillas vacacioneras de dos americanas, y, de paso, mostrar uno de los lugares más bellos que tiene el viejo continente. El producto está bien hecho, pero es una cinta para el olvido, menos para Pé que ganó la ansiada estuatilla dorada. Quizás esa sea la verdadera atracción de esta cinta: ver porqué le ganó a Taraji P. Henson, que en mi modesta opinión, mereció llevarse ese Oscar.