Aprodeh y el terrorismo

Estos días están agitados por el tema de los Derechos Humanos y el siempre fantasmagórico terrorismo. ¿La causa? La decisión del Parlamento Europeo de no incluir al MRTA en su lista de organizaciones extremistas. El cargamontón fue para Aprodeh quien se vio involucrada directamente en el tema. Para dilucidar el entuerto entrevisté a Ernesto de la Jara, director del Consorcio Justicia Viva y del Instituto de Defensa Legal; es decir, uno de los que más saben de estos temas. El estuvo de paso por Arequipa para recibir la Condecoración Francisco Mostajo de parte del Colegio de Abogados.

¿Qué opinión te merece el escándalo ocasionado por la decisión del Parlamento Europeo acerca del MRTA? Así como el Ideele, Aprodeh siempre ha considerado que tanto SL como el MRTA son grupos terroristas, a pesar que tengan objetivos políticos. Sé que Pancho Soberón piensa lo mismo, pero el problema es que no nos damos cuenta que nos estamos dejando manipular. No sé si en Arequipa están viviendo el clima que ya se está viviendo en Lima, que todo el mundo habla de esto y cada vez hay una mayor coincidencia en señalar que el gobierno está tomando estas situaciones como pretexto para crear un clima de absoluta intolerancia, satanización, descalificación con todo aquel que discrepa mínimamente en

cualquier cosa. Estamos frente a un régimen que nuevamente quiere imponer una especie de pensamiento único.

Evitar una oposición con cualquier pretexto, ¿incluso con hechos irrelevantes? Así es. Esto lo empezó el gobierno con el discurso del “perro del hortelano” cuyo significado es: “quién no comulga con los ricos del país, con la política del gobierno, es un perro que no come ni deja comer, es un atrasado, no nos deja desarrollar, son los responsables de la pobreza”, etc. Esto se ha ido azuzando, recordemos que el año pasado hubo una ley contra las Ongs, que por suerte el TC la declaró inconstitucional. Es decir, estamos volviendo a las épocas del autoritarismo donde se quiere controlar las Ongs, el periodismo, las instituciones. Así empezó el fujimorismo.

¿Existe una relación entre ese espíritu autoritario del gobierno, con su actitud blandengue respecto al juicio de Fujimori? Cada vez es más claro que hay una alianza entre los sectores principales del APRA con el fujimorismo. Por ejemplo, en el caso de Aprodeh, están el almirante Luis Giampietri, Souza que es socio de Nakasaki. Sobre el juicio a Fujimori, no sabríamos nada si no fuera por unos canales privados que nos informan

al respecto, pues el gobierno no actúa; es más, no ha movido un solo dedo para la extradición y ahora ni siquiera lo transmite por el canal del Estado. Al contrario viene cancelando programas con voces opositoras como el de Guillermo Giacosa.

¿Y no cree que la población tiene responsabilidad con su indiferencia hacia los DDHH, porque históricamente estamos acostumbrados al autoritarismo? Es cierto que hay aspectos que se han sedimentado en la cultura peruana, y en los últimos años mucho más con Fujimori, pero justamente los posteriores gobiernos democráticos deberían servir para tratar de promover otro tipo de mentalidad, y no lo están haciendo.

Puestas así las cosas, ¿qué futuro tienen aquellos proyectos que buscan reformar el Poder Judicial y otras instituciones? Hay algunos aspectos positivos y otros no. Positivo es lo que viene ocurriendo con el juicio de Fujimori, pues el proceso es impecable, ni siquiera los fujimoristas lo cuestionan y ya no pueden decir que el proceso está parcializado. Por otro lado se están juzgando a terroristas con jueces sin rostro, hay un Consejo Nacional de la Magistratura, etc. Es decir, hay cosas que funcionan mejor que antes. Pero también hay cosas que están mal; por ejemplo, en el tema de la Carrera Judicial se viene discutiendo desde el 2001 y se han trabajado cosas en la que todo el mundo está de acuerdo, pero hasta el momento no se aprueba porque hay lobbys que no lo desean y que se benefician con la crisis de la justicia. Nosotros somos el único país que no tiene carrera judicial.

Eso que tú llamas benevolentemente crisis, la gente lo llama corrupción. Así es.

Es decir, el Poder Judicial se beneficia de su propia corrupción. Lamentablemente, sí.

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