El otro reto de Islay
Estuvimos el pasado miércoles en el Puerto de Matarani para participar del Conversatorio: Petroquímica, oportunidades y hoja de ruta a seguir, evento organizado por la Municipalidad Distrital de Islay que hoy jefatura la señora Regina Lavalle Sullasi. Varios técnicos, ex ministros y funcionarios de gobierno se sentaron en dos mesas para exponer y debatir, ante un auditorio constituido por más de doscientas personas, sobre las conveniencias o no de instalar en esa zona un complejo petroquímico, tal como está considerado en la Resolución Ministerial Nro. 250-2012 MEM/DN.
En más de cuatro horas, se habló sobre las oportunidades para el desarrollo que generaría la petroquímica para el distrito y provincia de Islay, así como para todo el sur, pues sabemos que el gaseoducto que llegará del Cusco traerá gas natural que debe ser diversificado para que pueda convertirse en un impulsor de nuestra diversificación productiva y desarrollo industrial, y no sólo ser usado para prender las cocinas y preparar nuestro cafecito.
Con la petroquímica se obtiene los derivados químicos del petróleo y gases asociados. Así, dicha industrialización genera bienes intermedios o insumos finales que son básicos para otras cadenas productivas como fertilizantes, resinas desinfectantes, plásticos, cables, y un largo etcétera. Estamos hablando pues de un proyecto sumamente potencial que ya ha despertado el interés de varias empresas nacionales y extranjeras que desean materializarlo a través de una inversión impresionante, pues se calcula que allí se invertiría la friolera de 17,000 millones de dólares; es decir, frente a la Petroquímica, el proyecto cuprífero de Tía María es insignificante.
Pero a la par de los intereses, también hay apetitos, pues recordemos que Moquegua también está interesada en que la Petroquímica se instale en su zona generando una pugna con Arequipa para determinar quién gana la buena pro. Por eso es de suma importancia que las autoridades de Islay, a través de su alcaldesa Regina Lavalle, haya empezado a organizar este tipo de eventos para, con el apoyo de su población, se conozca tanto los alcances como los riesgos que traería ese proyecto, así como diseñar una hoja de ruta para aprovechar las oportunidades y contrarrestar los riesgos.
Sólo se ha dado un pequeño paso de un camino que se vislumbra largo, pues si hay algo que nos ha enseñado los recientes acontecimientos de Tía María, es que ya no estamos en los tiempos de mentalidad colonial en donde los proyectos mineros se imponían sin ninguna consideración. Hoy, si no hay un contacto estrecho con la población, informándola, educándola y haciéndola partícipe de sus beneficios, cualquier proyecto fracasa.
Además, urge que ese contacto con la población se profundice, ya que de no hacerlo, inmediatamente será ganada por ese sector siempre activo de políticos que han hecho de la ideología catastrofista a la inversión minera, su mejor estrategia para frenar esos proyectos y así impedir el desarrollo que reclama nuestra región.