Nueva ley universitaria, a un año de su muerte
Tenemos 140 universidades (60 menos que Brasil que tiene una población 6 veces más grande que la nuestra) y sólo 5 han cumplido con lo que manda la nueva Ley Universitaria (Ley N° 30220), que hoy cumple su primer año de promulgada y con la que, supuestamente, se iniciaría la gran transformación que la educación superior necesita en nuestro país. Al ritmo que vamos, tendríamos que esperar 28 años para que, por lo menos, las universidades cumplan con el primer paso.
Ni siquiera las medidas coactivas han permitido que las universidades cumplan la ley, pues según lo señala la Primera Disposición Complementaria Transitoria, ninguna universidad pública podía nombrar, ascender o ratificar a personal docente y no docente; sin embargo, en universidades como San Agustín, las autoridades se zurraron en dicha norma. Es decir, todo parece indicar que mucho menos harán caso a las coordinaciones que está haciendo el Sunedu (Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria) con el MEF y Concytec para que el otorgamiento de recursos vaya de la mano con la adecuación a la Ley Universitaria. Si a eso se le suma que dentro del escenario electoral que se viene, se reavivará el tema eliminar la nueva ley universitaria por anticonstitucional, entonces tendremos un proyecto que en realidad nació muerto.
Quizá esa sea la verdadera razón por la que ni el 10% de nuestras universidades ha tomado en serio esta nueva ley; es decir, estar convencidos que más allá de los intereses nacionales que tiene que ver con el desarrollo de ciencia, tecnología y cultura, hay otros más poderosos que tienen que ver simplemente con pandillas enquistadas en estos centros superiores de estudios y que han hecho de ellas maquinarias de gananciales no sólo económicos sino también políticos.