Confundiendo el Día de la Mujer

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Hasta mi madre se ha resentido conmigo por no haberla felicitado por el “Día Internacional de la Mujer”. Lo mismo sucedió con mis hermanas, primas, colegas y amigas, pues, me dicen, que desde tempranas horas esperaron “por lo menos” mi llamada, ya que en realidad querían recibir, mínimo, una caja de chocolates. Por lo visto, luego de una treintena de años de oficialización por parte de la ONU, aún no se comprende el significado de esta fecha: el Día Internacional de la Mujer.

Y es que el día de hoy, 8 de marzo, no se trata de felicitar a la madre, hija, hermana o a la mujer por ser tal. Es más, pareciera que la fecha no ha resistido a la banalización actual y no faltan quienes, como mis familiares y conocidas, quieren que hoy se les homenajee o se les llene de regalos.

Por lo visto no han entendido nada, pues de lo que se trata es que hoy el mundo recuerda el duro camino recorrido y por recorrer para que la mujer sea reconocida en igualdad de derechos y oportunidades para, como se dice actualmente, acceda a un desarrollo humano integral.

Esta es una fecha para reconocer que en un país como el nuestro,  la ausencia de educación, oportunidades de empleo o diferencia remunerativa y maltrato en general; es decir, todas las causas que reproducen la pobreza, se amplían geométricamente en las mujeres.

Para eso es este día: para reconocer que aún hay un largo trecho por recorrer para que ellas tengan las mismas oportunidades que los hombres. Oportunidades que, por fortuna, mi mamá, hermanas, primas y amigas han tenido. Por eso no las saludé y menos mandé chocolates.

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