Encuestas delivery
Tal como lo ordena la ley, el pasado domingo se cerró la fecha para que las encuestadoras presenten sus “estudios” sobre nuestras tendencias electorales. Los diarios de cincuenta centavos se encargaron de difundirlos, por lo que habría un empate técnico, según un “estudio”, mientras que para el otro ganaría la candidata del oficialismo. Obviamente, estos resultados se han presentado en grandes titulares de primera página, pero nada de cómo y quién se ha encargado de esos “estudios”.
Uno de ellos ha ido elaborado por la encuestadora recientemente constituida por uno de los asesores (otros dicen que es el jefe de campaña) de los candidatos del oficialismo; es decir, la dupla Osorio-Cadenas. Hasta allí, creo que no hay mayor sorpresa, pues recordemos que las campañas electorales son el mejor escenario para la aparición de sus propios instrumentos agitativos; es decir, todo el bagaje mediático sin los cuales las campañas son enclenques. En otras palabras, es natural que en las campañas aparezcan, por ejemplo, periódicos, revistas, programas televisivos y… encuestadoras que responderán al patrono que las crea. Así que, la dupla Osorio-Cadenas haya creado su propia encuestadora es una idea manida, cuyos “estudios” a su favor no debe sorprendernos.
Pero lo que sí sorprende es la postura de la encuestadora de la universidad agustina, una llamada FEUNSA y que se presenta con registro 128-REE/JNE. La encuestadora de la UNSA ha hecho un “estudio” entre 80 expertos y especialistas en temas políticos “de forma aleatoria”. No hay que ser muy conocedor de las metodologías que se usan en las encuestas para darse cuenta que hay un grave error detrás de ese planteamiento.
No es la primera vez que ocurre eso y quienes saben quién dirige FEUNSA sólo atinan a descalificar esos “estudios” con una risotada, no faltando las acusaciones que esa encuestadora es en realidad una rifa de ubicaciones según el mejor postor. La pregunta aquí es, ¿qué hace el JNE que no cumple su papel de evaluar y aprobar las encuestas antes de su publicación?, y la otra es ¿por qué las autoridades agustinas siguen permitiendo la burla y el desprestigio de su institución con esta “encuestadora”?