Sintetizando el mensaje
Como sabemos, los mensajes presidenciales no sólo sirven para hacer el arqueo de cómo vamos, en especial del año precedente, sino también es una buena ocasión usada por los presidentes para anunciar lo que se viene, principalmente del venidero. En ese sentido, hay que reconocer que Ollanta cumplió en hacer ese balance con un tono optimista, como corresponde en su condición de mandatario, pero mareando al país con tanta lluvia de cifras. En cuanto a los anuncios, creo que éstos podrían resumirse en animados, contradictorios provocadores, soñadores y finalmente ausentes.
En el ámbito de los animados, están la recatafila de porcentajes e indicadores que intentó reseñar la bonanza del país, pero sin referentes ni metas. La gran mayoría de esas cifras vertiginosas, están relacionadas a la marca que el humalismo ha querido imprimirle a su gestión; es decir, las políticas sociales que supuestamente están haciendo del nuestro un país más inclusivo. En esa misma lógica, el mensaje anunció la creación de más programas sociales (ya vendrá el siguiente gobierno para hacer la evaluación de la eficacia o no de éstos).
Entre los contradictorios, sobresalen los anuncios de una gran reforma en salud, con ampliación de presupuesto, pero con una huelga de médicos y enfermeras que ya lleva meses sin resolverse.
De los anuncios provocadores, me llamó la atención la revisión del canon minero. En una etapa electoral como la actual, plantear eso es acicatear el fuego. Inevitablemente, se vienen más protestas que harán que el gobierno retroceda en ese intento.
Entre los anuncios soñadores hay dos: que para el bicentenario llegaremos a ser un país líder en la región y que nuestros alumnos del sistema educativo regular sabrán inglés en corto plazo (lo último, es una réplica de lo anunciado por Bachelet, pero recordemos que en Chile su estudiantado sale a protestar por una mejor educación, aquí lo que vemos son estudiantes protestando porque cierran la tragoteca que funciona al lado de su colegio o universidad).
Finalmente, también hay anuncios que estuvieron ausentes y que eran esperados por el país: nuestro mandatario no dijo nada de la COP 20 (este año somos sede mundial de los temas medioambientales), del proceso descentralizador, menos aún de la corrupción y muchísimo menos de la debilidad que ya enfrenta como gobierno al penúltimo año de su mandato (hubiese sido propicio que cortes y políticamente tienda puentes a la oposición). Definitivamente, esos temas incomodan y, por tanto, era mejor mirar al techo. Como verán, aproximadamente 80 minutos de mensaje resumidos en estas líneas.