Nuevo año académico

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En la UNSA se inició el año académico 2014. Hace un mes el resto de centros de estudios superiores existentes en Arequipa también lo hicieron, sumándose a las 140 universidades que hasta hoy existen en nuestro país. Es decir, en este momento más de 1 millón de jóvenes realizan estudios superiores y de ellos un poco más de 20,000 iniciaron clases en aulas agustinas.

Después de Brasil, somos el país que más universidades tiene  (197 frente a 140). Eso no debiera enorgullecernos, pues el país carioco nos sextuplica no sólo en habitantes sino también en economía. Venezuela que tiene una población similar a la nuestra, ostenta la mitad de universidades. Es decir, una de las fallas más patentes de nuestro sistema superior de estudios es su grosera cantidad, que ha hecho, por ejemplo, que traten a los estudiantes como clientes que acechan y embaucan desde sus estudios secundarios, brindando ingresos libres, sin exigencia alguna.

 Eso explica en parte otro de los aspectos de la crisis universitaria: estudiantes vistos como mera masa, sin atender sus necesidades y mucho menos sus verdaderas aptitudes. Conozco de universidades que guiados por ese frenesí, reciben a los ingresantes en aulas que ni siquiera tiene el número adecuado de carpetas. Así, he visto como el entusiasmo inicial del cachimbo  se diluye automáticamente cuando tiene que asentarse en el suelo, luego de estar estoicamente de pié las primeras dos horas de su “carrera universitaria”.

 Pero volviendo a la UNSA, este nuevo año académico tiene una particularidad: la renovación de autoridades, desde el Rector hasta los Directores y Jefes de Departamento. Es decir, a la única universidad pública de nuestra región, se le presenta una nueva oportunidad para recuperar el prestigio y prestancia que ha perdido sistemáticamente en los últimos años. Eso pasa por revisar críticamente las políticas que han originado esa crisis y plantear alternativas  que, además, sepan responder a las exigencias que hoy demanda nuestra región.

 Sé que ya vienen reuniéndose aquellos que aspiran ser gobierno en la universidad agustina. Dentro de poco empezarán insistentemente las llamadas madrugadoras y las visitas nocturnas para conquistar votos. Todo eso forma parte legítima de los juegos de poder (pues, al fin y al cabo, de eso se trata, de conquistar poder),  pero ojalá que en esta ocasión, aquellos que pretenden guiarnos lucubren mínimamente un menú de tareas (ojo que no hablo de un plan de gobierno).

 Crucemos los dedos para que la elección de las nuevas autoridades agustinas esté signada por el deseo de recuperar el  tiempo perdido y enrumbar a nuestra universidad al sitial que se merece.

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