Rousseff en Lima… ¿y Arequipa?

La presidenta brasileña Dilma Rousseff visita oficialmente nuestro país. Escudada por un ejército de políticos y empresarios, la presidenta busca fortalecer una alianza estratégica que se viene plasmando a través de una cada vez mayor integración comercial e incluso física que para nosotros, los arequipeños, tiene una importancia capital, pues estamos hablando de la carretera Interoceánica que le da a Perú y Brasil un carácter bioceánico.

Brasil es una de las recientes potencias del mundo, junto con China, India, Rusia, Sudáfrica y los países del Sudeste Asiático. Según el informe del IDH aparecido a principios de año, Naciones Unidas le da al país carioca el calificativo de país en ascenso; es decir, uno de los pocos que en toda la región latinoamericana no sólo ha logrado sortear la crisis económica y financiera  mundial que arrancó el 2008, sino que tiene garantizado su crecimiento y desarrollo para los próximos treinta años.

 Y quizás sean muchísimos más, pues Brasil tiene todas las condiciones para consolidar y acrecentar su actual condición de potencia: extensión territorial, población inmensa, inimaginables riquezas naturales ya explotadas o por explotar, progreso tecnológico y científico, capacidad nuclear y, culturalmente, lo más valioso, un envidiable orgullo y sentido integracionista.

A pesar de todo eso, históricamente nosotros hemos puesto nuestra mirada en otros lares, desconociendo que nuestra cercanía y vecindad puede crecer mucho más, obviamente para un beneficio que sería mayor para nosotros. Dentro de esa miopía, Arequipa es la que se lleva los laureles, pues parece que aún no nos damos cuenta del potencial inmenso que estamos perdiendo por no saber aprovechar esta cercanía, mucho más ahora que la Interoceánica  ya la tenemos casi terminada.

Es decir, Brasil nos toca las puertas y parece que nosotros no oyéramos o no queremos abrir las puertas.  Ojalá que en las reuniones y ronda de negocios que tendrán los ejércitos de empresarios y políticos brasileños y peruanos, esté algún arequipeño para hacer escuchar alguna voz vanguardista que debe existir entre nuestros propios políticos y empresarios locales. Pues sería imperdonable que seamos tan ciegos y sordos.