¿Maestro?
6 de julio, día que en nuestro país se celebra el día del maestro y por el cual recibo varias llamadas de endulcorados saludos que acepto diplomáticamente, pero que en el fondo rechazo porque creo que no me amerito tal denominación, pues siempre he respetado lo que es un auténtico maestro; es decir, un masgister, un magis, lo más alto en un saber, tan alto que termina siendo un referente, un modelo o ejemplo de vida. Yo no soy modelo de nada; no lo sé todo; es más, quiero seguir aprendiendo. Soy un simple profesor.
Creo que en el Perú hay muchos, muchísimos profesores, no hay maestros, o si los hay, se cuentan con una mano. Hay profesores que han estudiado para eso, y también están, cada vez más, los que terminan siéndolo por un asunto de sobrevivencia. Así, cada vez veo a más filósofos, ingenieros, historiadores, sociólogos, biólogos, periodistas, etc. sobreviviendo como profesores. Puede pensarse que esto sea negativo para nuestro sistema educativo, ya que no contamos con auténticos pedagogos o educadores, pero por la experiencia que he tenido, creo que esa situación salva en algo la educación peruana, ya que si se la dejáramos exclusivamente al medio millón de profesores que, además, están agrupados en el Sutep, la educación nacional sería un mayor desastre.
Ahora, no se trata de culpar al Sutep de nuestra debacle educativa, pues lo real es que no es la única responsable, o en todo caso hay responsables mayores, y ese es el Estado peruano que históricamente abandonó a su suerte lo que es una de sus principales tareas: la educación. Han existido intentos y varios de cambiar las cosas, la última ha sido la elaboración del Proyecto Educativo Nacional, pero su implementación ha dejado mucho que desear; es más, ni siquiera ha sido aceptada por los profesores aupados en el Sutep.
La debacle, los retrocesos políticos, y el hecho de ver un sistema educativo prácticamente secuestrado por los patriorojeros del Sutep, ha hecho que la educación pública caiga en un desprestigio que parece imparable, el mismo que se corrobora cuando vemos que en los últimos años ha crecido más la educación privada que la pública, fenómeno que se extiende también a la educación superior; es decir, cada vez hay más colegios y universidades del sector privado que del sector público.
Nada bueno se avizora cuando las cosas están así, pues ningún país del mundo ha logrado desarrollarse en serio cuando su sistema educativo se encuentra en mano privadas, pues sabemos que en ese sector su mayor motivación es el lucro; es más, ya hay investigaciones que demuestran que la educación privada en nuestro país es tan mala o peor que la pública (eso lo constato cada vez más en el sector universitario privado).
Vista así las cosas, creo que hay poco por celebrar en este mal denominado día del maestro; sin embargo mis saludos y abrazos para los que, a pesar de todo y contra todo, sí lo son.