Fieles a nuestra costumbre, las cosas importantes las dejamos de lado. Mientras seguimos distraídos por nimiedades, acaba de ocurrir algo importantísimo para nuestro país, pues Naciones Unidas y sus científicos de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) acaban de declarar que el 2013 es el Año Internacional de la Quinua.
Aunque la quinua es un grano milenario en nuestro país, no está incorporada en la dieta diaria. Es más, temo que lo rechazamos no sólo por ignorancia sino por un prejuicio racial. Pocos sabemos, por ejemplo, que este grano es mucho más rico que el trigo, el maíz y el arroz, el cereal soberano de nuestra cocina.
Nosotros no sabemos eso, pero parece que los americanos sí, pues desde hace mucho tiempo es considerado en el país del norte como el “alimento de los astronautas”. Así conocen por allá a nuestra milenaria quinua, y cuesta un horror, pues alguna vez se me ocurrió preguntar en un mercado neoyorkino el precio de una bolsita de 750 gramos: “fifteen dollars”, me dijo el vendedor, y yo asombrado no solo por el monto, sino también arrepentido por el desdén con que tratamos a la quinua en nuestro país.
Pero más allá de la anécdota, lo que importa es ver cómo hacemos para que al igual de los americanos y el mundo, revaloremos a nuestra quinua y hagamos de este 2013, un año de oportunidades, principalmente para nuestros campesinos que la producen. Y aquí es donde veo los primeros problemas, pues de hecho que el reconocimiento que acaba de recibir la quinua, incentivará su consumo mundial. Me pregunto si estamos preparados para satisfacer esa demanda. Ojalá que sí; es más, sería bueno que aprovechemos esta oportunidad para que podamos promocionar las tres mil variedades de quinua que tenemos para estimular y beneficiar a muchos más campesinos que la producen. Pero también hay otras tareas, pues sería bueno que se profundicen las investigaciones en torno a este grano para que ofertemos al mundo otros valores agregados de la quinua.
Como ven, hay mucho por hacer, pero lo fundamental es cómo cambiamos nuestro chip para incorporar su consumo en nuestra dieta diaria. Para incentivar su consuno y conocer de sus bondades, así como de su sabor, les dejo este recetario que acaba de publicarse. Bon appetit, con quinua peruana.