No aprendemos y (parece) no aprenderemos

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Ocurrió lo que muchos vaticinaban, pero no aceptaban: que una fuerte lluvia sería fatal para Arequipa. Entre quienes no admitían esa simple predicción están nuestras autoridades. El psicoanálisis ya nos ha enseñado que eso ocurre porque para un político es imposible admitir una culpa, pues siempre será “el otro”, el verdadero culpable y causante de todas las desgracias habidas y por haber.

Pero también existe la teoría sociológica del mal que también se ha encargado de demostrar que la incapacidad que tienen nuestras autoridades de asumir una culpa, o endilgársela a otro (que puede ser la naturaleza, el imperialismo o el enemigo político de turno), responde al mecanismo trasgresor que actúa con una buena dosis de goce y cinismo. En otras palabras, cuando Alfredo Zegarra, nuestro alcalde provincial, sale a declarar acerca de las desgracias ocurridas por el aluvión del viernes, y se lava las manos de todo, no sólo hace gala de un monumental cinismo, sino de un gran goce libidinal.

Ese fenómeno no es nuevo, pues a lo largo de nuestra historia política, hay personajillos con el mismo patrón conductual, siendo el más célebre de todos, Vladimiro Monstesinos, pues su actuar estaba basado en una supuesta ética: bueno es lo que conviene a mi goce; es decir, se trasgrede o se es corrupto no sólo para llenarse los bolsillos, sino también para refocilarse por ese actuar.

Pero, mientras eso ocurre en el campo de nuestros políticos, qué ocurre en el de la sociedad. ¿Por qué no aceptamos, por ejemplo que somos un país pluvial, que Arequipa provincia es sierra, y que todos los años, por estos meses, caen las lluvias? Porqué esperamos que suceda una desgracia como la del viernes 8 para cochamadrear a nuestras autoridades y no asumimos, también, una parte de culpa por nuestra total ausencia previsora.

Desde la MCLCP, entidad que encabezo, nos hemos cansado de hacer talleres municipales para ayudarles a introducir en sus planes de desarrollo una cultura previsora. Son varios los seminarios interregionales y/o internacionales que hemos organizado sobre prevención de desastres, para que los medios de comunicación también se compren el pleito y ayuden a tomar conciencia sobre el tema, pero nada. ¿Es qué somos masoquistas? o, como dirían los sicoanalistas, tenemos mejor desarrollado un Tánatos que se expresa a través de una agresificación destructiva del instinto de vida?

La sociología, ha desarrollado una nueva teoría denominada “Sociedad del riesgo”, que tiene que ver con la manera cómo la humanidad enfrenta los nuevos peligros propios de la era global. El cambio climático es uno de ellos. Lo que viene pasando en Arequipa con su trastornado clima, también lo experimenta el mundo. La ciencia desde hace años ya se ha pronunciado al respecto, pero, igual, no aprendemos, y no lo hacemos porque definitivamente no estamos programados para aceptar el riesgo. Penosamente, eso también ha quedado demostrado con el fracaso de la teoría de la elección racional que suponía que nuestras decisiones están basada en el cálculo racional, que eso nos haría más eficaces a la hora de trazar nuestros objetivos, y que, por tanto, la vida nos sería más favorable en la medida que seamos más conscientes.

Hoy domingo, varios medios me entrevistaron para que, sociológicamente, explicara porqué la gente estaba jugando carnavales y no llorando a los seis muertos que produjo el aluvión del viernes, porqué la comunidad puneña asentada en Arequipa bailaba y danzaba en la Feria del Altiplano, a cincuenta metros de uno de los puntos de desgracia. Por todo lo dicho arriba, no me extraña esa conducta, a la que hay que sumarle la cultura a la indiferencia y falta de solidaridad que hemos cultivado animosamente en los últimos años.

Así que, los incendiados odios del viernes, las conchamadreadas a nuestras autoridades políticas y los llamados urgentes a reflexionar para que planifiquemos una ciudad “racionalmente habitable”, se diluirán con el paso de las horas, para que el próximo año volvamos a repetir el guión, y, lo peor de todo, pensando en reelegir a Alfredo Zegarra o llevarlo al gobierno regional. Ojalá me equivoque.

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