Más de nuestro Nobel

El Nobel de Mario Vargas Llosa es de hecho el tema del año para nuestro país. Y no sólo es sino que deberíamos hacer todo lo posible para que siga siendo el tema del año, ya que si hay algo que nos ha dado esa noticia, entre varias cosas, es una reivindicación de la literatura, el arte y la cultura en general, como una de las mejores hechuras de la especie humana.

Eso debiera ser fundamental, mucho más en coyunturas como la que vivimos enviciada por la política, esa política al muy estilo peruano donde reina la indecencia y la trapacería, en lugar, como era el sueño griego, de la moral puesta en marcha. Por eso creo que hay que explotar estos momentos donde la literatura se alza como una extraordinaria herramienta, también, para contactarse con la política. Y qué mejor personaje para esa tarea que Mario Varga Llosa que de eso sabe más que nadie, ya que su compromiso es también con la política y no sólo desde las artes, sino en su misma praxis, ya que, como se ha recordado ahora, él fue el centro de la política peruana cuando fue pertinaz crítico en el primer gobierno aprista y luego fue candidato presidencial en 1990.

Todos sabemos los resultados de esa experiencia. Como lo dijo César Hildebrant en esa época, “el Perú se tiró un pedo”, ya que no eligió a Vargas Llosa, sino a Fujimori. Así somos, y esa flatulencia política es producto de la intelectual que aún vivimos y que he podido constatar ahora mismo, incluso entre profesores de mi universidad que han salido a decir que “Vargas Llosa no merece el premio porque es un traidor, es de derecha”. En fin, mal para la vida política peruana, pero bien para la literatura, pues recuperamos a Vargas Llosa; es más, esa amarga experiencia inspiró a nuestro Nobel para escribir ese monumento que, justamente, retrata la política peruana, me refiero a El pez en el agua, libro que recomiendo a todo alumno que quiere, en serio, meterse a la vida política de nuestro país.

Precisamente, para conocer el contacto entre literatura y política, les dejo esta entrevista que lograra sacarle Pedro Escribano a nuestro Nobel.

Usted solía decir que no soñaba ganar el Nobel porque tenía otros sueños más eróticos. Ahora ya lo tiene.

Pues mira, estoy muy contento de haberlo recibido, pero a mí me parece que un escritor no debe dedicar su vida a pensar en el Nobel porque eso hace daño. Si recibe un premio, pues hay que agradecerlo y desde luego yo estoy muy agradecido por la concesión de este galardón.

La Academia le otorga el Nobel porque usted ofrece en sus obras “la cartografía de las estructuras del poder”. En el fondo, ¿también es un reconocimiento a su posición política, a su pasión libertaria?

Bueno, no sé; si no es así, encantado, yo feliz desde luego porque yo soy todo al mismo tiempo. Las cosas que escribo, las cosas que defiendo, las cosas que critico. Tengo la impresión de que el texto de la Academia se refiere al contenido de las novela mías más comprometidas con el tema político, en las que hay siempre una crítica al poder y la idea de que el poder debe ser controlado, porque si se lo deja actuar sin frenos, hay violencia, hay excesos y desaparece la libertad. Ese sí es un asunto bastante recurrente, sobre todo en mis novelas, donde se tocan los temas político y social. Me imagino que es a eso a lo que se refiere el texto de la Academia sueca. En todo caso a mí me ha gustado mucho que hagan esa descripción de mi obra porque creo que es bastante exacta. El tema de la crítica, de la rebeldía, de la insumisión frente al poder es un denominador común de una buena parte de lo que he escrito.

Usted en su conferencia de ayer en el Instituto Cervantes saludó a España, pero también reafirmó su pertenencia a nuestro país en oposición a que mucha gente lo quiso extrañar.

Sí, muchos querían exiliarme… (risas)

Claro, pero eso fue en el tiempo del fujimorismo.

Pero no voy a dejar, no me voy a dejar exiliar de mi país. No. Lo que dije en la conferencia de ayer es cierto, el país mío es el Perú, yo he nacido ahí, yo me he formado ahí, el español en el que escribo es la variante peruana de nuestra lengua. Las experiencias fundamentales que forman la personalidad de un escritor creo que son las de la infancia, las de la adolescencia, de la juventud. Esas etapas yo las he vivido, sufrido y gozado en el Perú; así que por eso dije que “Yo soy el Perú”, y como el Perú son todos los peruanos, eso no me lo puede quitar nadie. Estuvieron a punto de quitármelo en la época de la dictadura de Fujimori y por eso pedí a España la doble nacionalidad que muy generosamente me la concedieron y desde el primer momento dije que eso no empobrecía mi nacionalidad peruana, sino que más bien la enriquecía.

Hace veinte años usted perdió las elecciones con Fujimori. Veinte años después Fujimori está en la cárcel y usted ha ganado el Nobel. ¿Significa algo para usted?

Fujimori está en la cárcel porque él cometió una gran traición con la democracia que le permitió llegar al poder mediante unas elecciones libres. Él hizo lo peor que puede hacer un estadista, que es destruir las instituciones democráticas e instalar una dictadura. Una dictadura que fue muy corrupta y que se manchó las manos de sangre con los crímenes contra los derechos humanos que cometió. Por eso ha sido juzgado y por eso ha sido condenado en unos juicios que han sido modelos, y con observadores internacionales que los aprobaron, juicios donde se respetaron todos los derechos de defensa. Y eso me enorgullece porque creo que es un acto que debería imitar el resto de América Latina. Si los dictadores fueran a las cárceles, si fueran castigados por sus crímenes no volveríamos a tener dictaduras, se la pensarían mucho los pretendientes a dictadores. Creo que eso ha sido sano para la democracia en el Perú y para la sociedad peruana.

Usted envió una carta al presidente Alan García con una posición firme en defensa los derechos humanos. ¿No tuvo ninguna contemplación en escribirla en el tono en que la hizo?

Mi carta fue simplemente una renuncia porque me pareció que ese decreto ley era peligrosísimo. Abría las cárceles a quienes han sido condenados por robos, por crímenes, y eso me parece que es inaceptable, que hay que criticarlo. Afortunadamente ha habido una rectificación muy radical, se derogó ese decreto y en buena hora. Eso refuerza la democracia peruana y establece un precedente que va a impedir que haya nuevas operaciones destinadas a sacar de la cárcel a quienes están allí condenados por actos que fueron actos delictuosos contra la democracia peruana. Por otra parte, el presidente Alan García ha sido muy cordial y generoso en estos días. Me ha hecho llegar su felicitación, me ha llamado personalmente y le estoy muy agradecido, como agradezco también a todos los políticos peruanos, que han sido muchos, incluso algunos adversarios míos en el pasado, que se han manifestado con mucha generosidad, con mucha cordialidad por el premio que he recibido. A mí eso me conmueve y se los agradezco de todo corazón.

En las elecciones para la alcaldía de Lima por pequeñas cifras va ganando Susana Villarán a Lourdes Flores. ¿Cómo ve esa situación?

Mira, bueno, muy bueno, que en estas elecciones democráticas haya habido dos mujeres candidatas, ambas muy respetables, una más de derecha, otra más de izquierda, pero creo que ambas tienen un compromiso claro con la democracia y eso hay que celebrarlo.

¿No tiene desconfianza en Susana Villarán que es de izquierda?

Lourdes Flores clarísimamente es una persona amiga, que ha trabajado muchísimo cuando yo fui candidato y a quien yo le tengo mucho cariño y mucho respeto. Por otra parte, Susana Villarán es una persona de izquierda democrática y lo ha demostrado de una forma muy clara a diferencia de muchas personas de izquierda en el Perú que todavía no se atreven a criticar a Cuba, por ejemplo, a pesar de que saben que es una dictadura, que tienen toda clase de consideraciones con el comandante Hugo Chávez a pesar de que ven que Chávez va hacia una dictadura claramente. Pero no es el caso de Susana Villarán. La verdad que ella es una persona muy respetable, porque es una izquierda realmente democrática, moderna, que no va a poner en peligro las instituciones, sino, al contrario, las va a reforzar. Ojalá tuviéramos una izquierda de esas características y una derecha como la que representa Lourdes porque entonces, creo, que la democracia en el Perú estaría asegurada.

Aquí temen a Susana Villarán por la gente que la acompaña…

Creo que con Susana, por desgracia, hay algunas personas de izquierda que no representan esa orientación, digamos democráticas, que tiene ella. Hay que desearle que si gana ella contenga los intentos que pudieran haber allí más bien autoritarios de ese sector. Seguro que ella lo hará porque ella ha demostrado muchas veces, por ejemplo, criticando a Cuba, criticando a Venezuela, que se puede ser de izquierda y al mismo tiempo una conciencia muy limpia, muy clara, de lo que es verdaderamente la justicia y la injusticia.

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