Fin de fiesta para más de lo mismo
Otro elemento que aumenta la desazón son los planes de gobierno. A nuestro parecer, ninguno sintoniza con la revolución comercial y urbana que viene experimentando Arequipa desde hace varios años, ninguno se engancha a este proceso para hacer que esa transformación también sea social y por tanto más incluyente. Por ejemplo, ningún plan de gobierno provincial nos ha planteado qué Arequipa queremos al 2020 ó 2025, no sabemos qué ciudad deseamos construir, si de servicios, turística, agroindustrial, minera, etc. En el plano regional, se repite la misma ausencia, pues ninguna propuesta ha planteado temas medulares en relación a nuestro futuro mediato. No sabemos, por ejemplo, cuál será el patrón productivo de nuestra departamentalizada región, qué hacer con el actual proceso descentralista que hace agua por todos lados; no se ha discutido cómo construir un auténtico modelo macroregional, única garantía para pensar en serio un desarrollo sostenible, etc.
Es decir, al contrario de lo que ha ocurrido en la capital, ésta ha sido una coyuntura electoral donde han faltado ideas y estrategias que, en el fondo, es lo que dan sustento a las ideologías. Nuestras elecciones han estado contaminadas por las encuestitis y debatitis; es decir, manipulación de preferencias y presentaciones abultadas de candidatos que raudamente tenían que exponer, en lugar de planes, promesas muchas de ellas totalmente demagógicas y alucinadas.
Vista así las cosas y basándonos en algunos pronósticos de encuestadoras serias, lo que tendremos para los próximos años en nuestra ciudad, es, en lo provincial, un gobierno de una agrupación coyunturalista, con cierta experiencia distrital que, por lo menos, garantizará el cuidado ornamental de la ciudad y nada más.
En lo regional, la cosa pinta más gris, pues lo que tendremos es el más rancio continuismo de una agrupación que dice llamarse tradicional por la fidelidad que le guarda a sus amigotes y familiares con los que le gusta gobernar. Esto con un agregado inicuo: haberse unido al achoramiento nacionalista.
Son estos actores, unos cuasi nuevos y otros ya con olor a naftalina por sus años en el poder y por sus ideas, los que manejarán Arequipa los próximos años. Es decir, con esos resultados, el fin de fiesta electoral resulta tristón ya que tendremos un poco más de lo mismo. Suerte para los nuevos, provecho para los que repiten el plato.