Toy Story 3
Hace quince años Toy Story inició toda una revolución en el mundo del cine animado. El éxito fue tal que una segunda parte era de esperarse y creíamos que allí acababa la historia. Sin embargo, Pixar no ha podido abstraerse de la seducción tecnológica del 3d y nos entrega una tercera parte que, para evitar que sea calificada de forzosa y crematística, está envuelta en una historia atractiva.
Así, Woody, Buzz y toda la mancha se desempolvan del baúl para retomar el tema de la crisis existencial que apareció en Toy Story 2; es decir, cuál es el destino de los juguetes cuándo los niños crecen y ya no son objetos de sus mimos? En este caso, Andy ya es adolescente y se prepara para ir a la universidad y no sabe qué hacer con los juguetes: seguir guardándolos, botarlos, regalarlos, llevárselos, etc. Cuando toma la decisión, se inicia la aventura cargada de nuevos escenarios, amigos y enemigos situados entre la tensión y la diversión. De esos nuevos amigos o personajes, quien destaca es Ken, la pareja de Barbie, que le da a la cinta los momentos más hilarantes, junto a los de Buzz que nos demostrará facetas histriónicas que no conocíamos.
Sin embargo, el gran atractivo de esta tercera parte es el 3d; aunque puede verse y disfrutarse perfectamente en versión clásica. Otra cosa, ojalá que allí termine la saga, pues una cuarta parta sí nos confirmaría que los de Pixar resucitaron a los juguetes con criterio eminentemente ganancioso y eso sería matar vergonzosamente a todo un clásico.