Alocada obsesión
Sólo porque fuimos invitados al avant premiere, es que nos animamos a ver esta película. ¿La razón?, pues sabíamos de antemano que era muy mala; es más, sabíamos que con esta cinta Sandra Bullock, la protagonista, ganó el Razzie (el Oscar a la peor actriz). Pero justamente ese es el atractivo, saber porqué la cinta es tan mala, al extremo de merecer una premiación.
Después de verla, no hay duda: la cita es malísima y Bullock hace el peor y más ridículo papel de su carrera: la de una idiota que, por un lado, cree ser una wipimedia andante, pero que no entiende porqué es tan pesada y repulsiva. Con ese papelito, Bullock afirma ese estúpido estereotipo machista que las mujeres, si son inteligentes, son huachafas, tontas y sentimentalmente empalagosas.
Si hay algo que rescatar de la cinta es la visión crítica que tiene sobre la prensa actual, ávida de sensacionalismos y carnicerías para captar la atención del público. Por lo demás, la cinta no tiene ritmo y, si hay escenas graciosas, éstas son muy elementales.
Si hay algo que rescatar de la cinta es la visión crítica que tiene sobre la prensa actual, ávida de sensacionalismos y carnicerías para captar la atención del público. Por lo demás, la cinta no tiene ritmo y, si hay escenas graciosas, éstas son muy elementales.
Como decimos arriba, el interés básico de la película es que con ésta, Bullock ganó el premio como peor actriz del 2009. Lo paradójico es que al día siguiente, en la entrega del Oscar, ganó la estuatilla dorada en la categoría de mejor actriz por Un sueño posible (aún no estrenada por estos lares). Es decir, Bullock ha logrado la fama por haber logrado los premios más extremos de un día a otro. Sólo por satisfacer esa mórbida curiosidad, la cinta merece verse.