El Hombre Lobo
Lamentable que en pleno ambiente oscareño, en donde por primera vez nuestro país participará con La teta asustada, el monopolio cinemero local nos condene a su programación comercial y no prive de la oportunidad de ver, por lo menos, algunas de las películas que están en carrera.
De allí se explica la puesta en cartelera de El hombre lobo que, si bien es cierto revitaliza todo un clásico del cine, tiene una visión por demás curiosa o antojadiza del mismo, restándole esencia o, en todo caso, reconvirtiendo a este tradicional e imaginario personaje literario y cinemero. Hacemos esta necesaria advertencia para no sorprendernos con la representación de un licántropo abrumado por la depresión que encarna Benicio del Toro, y no un gracioso hombre lobo en su versión original, o, también, la aparición de otros personajes que no figuraban en la partida de nacimiento.
Con tanta reconversión y abuso del manejo computacional para los efectos visuales, este hombre lobo, termina pareciéndose más a la fallida Van Helsing. Si eso ocasiona cierta frustración, es probable que se recompense con la visión de un siempre atractivo, pero senil, Anthony Hopkins que en esta ocasión nos ofrece el papel de un anciano torturado por su pasado. Después de eso, nada más que ver en esta cinta que, junto a otras, debieran ser sacadas inmediatamente de cartelera para dar pase a las que compiten por el Oscar. Ojalá que los del Planet nos escuchen.