Ocurrió lo que advirtió la OMS: la gripe AH1N1, más conocida por gripe porcina se está convirtiendo en la epidemia del inicial siglo que estamos viviendo, no tanto por su malignidad sino por la gran expansión mediática con la que viene acompañada. En otras palabras, esta es una gripe que se ha convertido en pandemia gracias al escándalo amarillento a la que se han prestado casi la totalidad de los medios, aquí y en el mundo entero.
Así lo corroboran los expertos. Por ejemplo, el reconocido mundialmente Elmer Huerta ha señalado que esta no es otra que una vulgar, común y corriente virus que, como todos los años, se presenta en el mundo ocasionando, en promedio medio millón de muertos. Eso también ya me lo había advertido mi prima, Natalia Ortiz (bióloga formada en Rusia) quien se extrañó de sobremanera al llegar aquí de visita y ver que nadie podía entenderse en el aeropuerto por las benditas mascarillas que llevan puestos.
El pánico es lo peor, me dijo ella, pues a las finales, esta es una gripe que requiere atención y que si no te cuidas o si estás afectado por otra enfermedad y, por tanto, falto de defensas, te va a causar verdaderos estragos, nada más.
Efectivamente, de eso se trata, pues si somos debiluchos o estamos afectados por otra enfermedad, esta influenza sí nos afectará seriamente, pero si no pertenecemos a ese grupo nada ocurrirá. Sólo es cuestión de tomar medidas preventivas mínimas.
Pero ya que la epidemia mediática hizo su parte y nos ha agarrado a casi todos con los pantalones abajo (principalmente a nuestras autoridades, cosa que nos debe extrañarnos). Aquí les paso algunos tips para que sepamos diferenciar entre la gripe común que experimentamos año a año y la otra, para que no nos invada el pánico.
