Por una reforma del Estado
El panorama está claro. Y así también lo ve El Comercio, un diario a quien nadie puede tildar de izquierdoso, pero que también conviene en que hay que empezar tratar seriamente la reforma de nuestro Estado, a menos que queramos que el desmadre continúe y se agigante. Por eso es que he considerado pertinente compartir con ustedes la posisición oficial de El Comercio sobre este tema aparecido hace pocos días.
Por una reforma del Estado.- Siempre hemos sostenido que los problemas de nuestra sociedad hay que resolverlos con métodos democráticos. El diálogo y la participación ciudadana son elementos esenciales del método propuesto. Por ello rechazamos cualquier forma de violencia, venga de donde venga, porque es la negación de la democracia, pues la violencia nace de la arbitrariedad y del abuso del poder. Por eso, también nos lamentamos que hayan tenido que morir personas, cuando los hechos conocidos pudieron evitarse si tuviéramos una democracia dialogante, consultiva y participativa.
Es necesario que el Estado Peruano sea la expresión democrática de los diversos grupos sociales que existen en el país. El Estado debe ser inclusivo, contribuir al empoderamiento del ciudadano, respetando su autonomía y su libertad. Un Estado de servicio, en beneficio del interés común y no un Estado al servicio de grupos de poder políticos y económicos.
Por eso se impone una reforma del Estado Peruano, y así como El Comercio ha entrado en campaña para defender la preservación de nuestro medio ambiente, entrará en campaña para exigir una pronta reforma del Estado, que no solo es estructuralmente obsoleto, sino que está penetrado de corrupción. El problema del Estado Peruano es esencialmente ético. Queremos un Estado que reconozca y trate a los peruanos como iguales, que sea integrador y democrático, un Estado que exprese la sociodiversidad de nuestra cultura y un Estado que no sea ni tan grande ni tan pequeño, para que funcione eficientemente. Una democracia entendida como el reconocimiento del otro.
No olvidemos, como enseña la historia, que la institucionalidad jurídica es uno de los pilares del desarrollo y progreso de las naciones.