Decanato del Colegio de Sociólogos

Ayer, miércoles, dejé formalmente el cargo de Decano del Colegio de Sociólogos de Arequipa. Digo formalmente porque en la práctica ese compromiso, según estatutos, feneció a mediados del año pasado. Que hasta ahora haya permanecido en el cargo ha sido más contra mi voluntad y la insistencia de algunos colegas a que me quedara.

Pero luego de insistir tozudamente en la necesidad del cambio, y con tres comités electorales frustrados, por fin se convocó y realizó el acto electivo que ha colocado en ese puesto a Walther Salas Raá, amigo de siempre.

Mi función en el decanato lo he comentado varias veces, pero lo resumo en las últimas palabras que pronuncié en el acto ceremonial de ayer y antes de entrega la medalla al flamante Decano. Aquí, una recapitulación de lo que dije:

Buenas noches: Hace dos años y un poco más, en el salón vecino tomamos la dirección del Colegio y allí hicimos publico, ante un auditorio similar al de ahora, plagado de decanos de otros colegios profesionales, autoridades política, amigos y familiares, lo que pretendíamos hacer durante nuestro mandato. Lo que nos animó en ese momento se concentró en tres puntos: lo institucional, infraestructural y académico.

En lo institucional, promover y cohesionar más el Colegio de Sociólogos; fortalecer los vínculos con la Colegiatura Nacional y relacionarnos con otras entidades similares, a nivel nacional e internacional; publicar un boletín electrónico, y en lo infraestructural, equipar nuestro local, tanto con libros como con algunos utensilios o aparatos electrónicos que hoy son básicos. En esa ocasión, también dijimos que lo que más nos animaba era empeñarnos en la parte académica, pues creemos que sólo así, reforzando la parta teórica y académica, el sociólogo podía recuperar su voz en el escenario social.

Al culminar mi mandato, creo que se ha cumplido en algo todo lo prometido. Es decir, hemos organizado varios eventos académicos, la voz del sociólogo ha ganado un mayor espacio, no sólo por el reconocimiento de los medios, sino por la existencia de nuestra propia página virtual; hemos tenido una presencia significativa en Conrede, y nuestro local está un poco más equipado. Pero debo confesar que yo particularmente me siento insatisfecho; es decir, lo que le heredo o dejo a Walther Salas, mi sucesor, son más insatisfacciones que satisfacciones, más deficiencias que eficiencias. De esas faltas sólo yo soy el único responsable. Es decir, de todo lo que se ha dejado de hacer, asumo mi absoluta culpabilidad.

Ojalá que Walther tenga mayor poder de convocatoria al citar, por lo menos a la Junta Directiva y al resto de agremiados que suelen reunirse solamente el Día del Colegio; ojalá que Walther no esté suplicando a los agremiados a que paguen sus cuotas o se afilien; ojalá que Walther tenga mayor poder seductor para convocar a nuestros egresados o alumnos de sociología para que asistan a los eventos académicos; ojalá que Walther sepa negociar mejor para implementar mejor nuestro colegio o concretar el sueño del local propio, etc.
Como verán, lo que le dejo al nuevo decano son tareas o promesas aún pendientes que sumados a lo que él ansía para el Colegio se convierten en más trabajo, y creo que eso es bueno, pues lo que necesita el colegio es trabajar por él y, de hecho, la tarea sería más fácil si se suman más voluntades.

Yo confío que así será, pues todo cambio significa nuevas ganas, nuevo oxigeno del cual el único beneficiado será nuestro Colegio y, consiguientemente, nuestra querida Región, pues, no podemos, no debemos olvidar que este es un año critico y, por tanto amenazante para las poblaciones más excluyentes o marginales de nuestra sociedad. En esa situación que tenemos en ciernes, causada por la codicia e irracionalidad humana y que ha construido un escenario tanático, es allí donde la voz del sociólogo se hace imprescindible, pues nosotros somos los especialistas en la integración social; es decir, frente a la crisis de la desintegración que vivimos hoy, se alza la voz del sociólogo para recordarnos que más allá de la frivolidad de las ganancias, de las angurrias o de los números fríos, estamos nosotros, los seres humanos; es decir, el hombre integrado que viene de íntegro; o sea, decente, honrado, virtuoso, recto. La sociología es la ciencia que nos enseña eso y que nos advierte que si abandonamos la rectitud, la honradez y decencia, no sólo dejamos de ser hombres sino que convertimos a la sociedad en un páramo.

Por eso es que la voz del sociólogo se yergue mucho más en situaciones de crisis y por eso es que auguro que el nuevo mandato que arranca hoy y que irá paralelo a las dificultades que viviremos este y el próximo año, sabrá responder a esos retos y demandas. Gracias.

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Un comentario

  • Sin animo de desmerecer el trabajo de otros considero que por lo menos en tu direccion se hicieron cosas que nunca siquiera habian pensado los anteriores decanos como por ejemplo la parte academica; eje fundamental para la realizacion de un colegio profesional. Muy por el contrario los anteriores decanos estubieron mas ocupados y preocupados en menesteres un poco mas caseros. Deseoso de parabienes a Walter quien al margen de su fulminante personalidad es un buen profesional que sabra guiar los destinos de la logia; aprovecho la oportunidad para agradecerte el tiempo brindado al colegio y a las personas que seremos parte de el , tiempo que no fue abundante entiendo yo por tus diversas actividades academico-culturales pero suficiente para marcarnos el camino. Gracias JL

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