Cine 2008, lo que me gustó
Sin lugar para los débiles.- Ser la ganadora del Oscar siempre atrae, pero además el hecho que sea de los hermanos Coen, atrae mucho más. Bardem también ganó un Oscar y recuerdo su cara de felicidad contagiante recibiendo la estuatilla por su papel de maniático.
Petróleo sangriento.- Day Lewis está genial con su papel de capitalista con una codicia ilimitada, además de retratarnos la historia del crudo que durante el 2008 tuvo en vilo al mundo. Promesas peligrosas.- De la mano de Viggo Mortensen, David Cronenberg me trasladó al escenario sórdido de las mafias, con pequeños toques de humanidad (no pude dejar de pensar en las que tenemos dentro, en un año plagado, cuándo no, de corrupción). Dentro de ese género mafioso-policiaco, es injusto olvidar Dueños de la noche, donde Joaquin Phoenix demuestra que es uno de los grandes actores del año. Y siguiendo con lo delictivo, un recuerdo especial tiene Relaciones peligrosas, título sacado de los pelos, pues originalmente se llama Antes que el diablo sepa que has muerto, que de por sí nos enseña que ante la ambición desmedida, nos convertimos en eso, en pobres diablos.
La vida en rosa.- Me fascinó conocer la biografía de Edith Piaf, el gorrión parisino, en medio de sus desgracias. Y ya que mencionó historias musicales, no puedo negar que la pasé bien con El barbero diabólico donde encontré a un Tim Burton regando sangre a borbotones y también notas musicales sorprendentes. Asimismo, disfruté, con tarareadas incluidas, con Mamma mia, donde la música de Abba, superó la presencia de Meryl Streep.
Entrando a lo romanticón, es inevitable mencionar a Paris, te amo, pues hay historias cortas para todos los gustos, o mejor dicho para todos los corazones. Y en esa línea, no puedo dejar de mencionar a Expiación, deseo y pecado. Realmente imperdible.
También imperdible, dentro de lo que podría llamar género fantástico o fantacioso, está Batman, el caballero de la noche, con un espectacular Heath Ledger, que, de hecho, recibirá un Oscar póstumo por una magistral interpretación de Guasón. Y finalmente, la deslumbrante Wall-E, que, no por repetir lo que dicen los especialistas, es una obra maestra que debiera ser de visión obligatoria para descubrir adónde nos está conduciendo nuestra estúpida vocación y fe consumista.