Fútbol, entre lo iluso e ilusiones
Es curioso cómo el fútbol puede hacernos ser tan ambivalentes, odiar hasta la muerte o amar hasta el delirio en días, horas o incluso minutos. Ese es el poder del fútbol, deporte que, por cierto, desconozco casi en su totalidad y del que, al igual que Borges, sólo sé que consiste en que veintidós jugadores se disputan una pelota para hacerla ingresar a la valla contraria. Sin embargo, eso no me impide reconocer que el fútbol ha dejado de ser un deporte para convertirse en una industria, en una maquinaria gigantesca que aparte de mover millones de dólares y, por tanto, convertirse, incluso, en palanca de desarrollo, es un termómetro político y en reflejo del alma de las sociedades.
Todo lo que hoy significa el fútbol lo entendí con Aldo Panfichi cuando hacía mi postgrado en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Allí, Panfichi nos hablaba con verdadera pasión del fútbol, pero desde la óptica de las ciencias sociales; es decir, con enfoques históricos, económicos, antropológicos y sociológicos. Con él supe que nada mejor que ver un partido del fútbol peruano para entender la situación del país, o el cómo somos o porqué estamos así; o sea, toda una sociología del fútbol que hoy no es una chifladura sino toda una nueva entrada teórica (sé que hace poco se celebró en Inglaterra el I Congreso Mundial de esa nueva disciplina) de la que Aldo es el pionero en nuestro país.
Todo esto que antes era teoría o clases magistrales, Aldo lo ha condensado en un libro que acaba de ser editado por la PUCP y que lleva por título Ese Gol Existe (Una mirada al Perú a través del fútbol). Más de una docena de ensayos reúne este libro que, creo, que debe ser de lectura obligada para aquellos que hoy, luego del empate ante Argentina, ya separan su palco para el próximo mundial de fútbol, puesto que Dios es peruano y que matemáticamente sí es posible clasificar. Para mí, que, reitero, no conozco de fútbol, todo eso sólo me parece una gran industria de la ilusión que es alimentada por la prensa y los comentaristas deportivos que, en el fondo, nos tratan como grandes ilusos.