Pozos sangrientos
En épocas como las actuales donde el precio del petróleo sube como espuma, es propicia ver esta película que narra los inicios de esta megaindustria que tiene en vilo la economía mundial. Inicios duros, sangrientos, llenos de sacrificios, pero también llenos de codicias y engaños en donde, sin miramientos, se quería ganar como sea, no sólo los dólares sino también las almas de la gente de esos iniciáticos momentos de consolidación del capitalismo americano.
Esa es la fascinante historia de esta cinta que nos trae, fundamentalmente, a un monstruo de la interpretación, nos referimos a Daniel Day-Lewis que se embolsilló un nuevo Oscar por esta actuación en la que interpreta a ese capitalista voraz, inescrupuloso y amoral dispuesto a cualquier parricidio con tal de menguar su descomunal ambición.
Pero lo notable, es que al frente tiene a una joven promesa, Paul Dano, que prácticamente se pone a la altura de Day-Lewis entregándonos una actuación memorable como el pastor religioso cazador de almas, pero usando las mismas armas del primero.
Todo este magnífico paquete viene envuelto en una fotografía, musicalización y dirección magistral que uno termina saliendo con la sensación que Day-Lewis mereció más de una estuatilla y deseando ver otra película del poco productivo, pero efectivo director como es Paul Thomas Anderson. Imperdible.