El espíritu de la pasión
Con esta extraña traducción comercial (en realidad el título original es Hierro 3) llega a nuestras pantallas, sorprendentemente, una de las obras del considerado nuevo genio del cine contemporáneo, el coreano Kim Ki-duk.En varias ocasiones hemos señalado desde aquí que el cine oriental se ha convertido en la gran reserva del cine, con obras notables, ricas en contenidos, técnicas y estilos que cada vez asombran más al mundo y que se viene traduciendo en premios y reconocimientos de los festivales más prestigiosos de la industria cinematográfica.
Por eso, la presencia de esta cinta es una gran oportunidad de gozar de un nuevo estilo de hacer cine, mucho más tratándose de uno de los directores más consagrados que en esta obra nos cuenta la historia de un adolescente que se dedica a habitar, temporalmente, casas casi desocupadas, disfrutando todo lo que encuentra en ellas, pero sin intención de alzar un cenicero; no, al contrario, las limpia, mima, compone lo descompuesto, etc. Es decir, un fantasma que no posee nada, alma solitaria que al ingresar a esas residencias lujosas pero inertes, las llena de vida.
La historia se enriquece con la presencia de una ex modelo, millonaria, poseedora de todo, pero que vive esclavizada y violentada y que encuentra en el joven su salvación. Quizá lo más notable de la cinta es que está contada sin que los protagonistas pronuncien una sola palabra, pues todo es gesto, miradas, sentidos, música. Es decir, un adelantado regalo navideño de 18 kilates.
Esta es una de las peliculas mas sorprendentes que he visto en mi vida. una pelicula que lo dice todo sin necesidad de una palabra realmente es grandiosa, felicitaciones a su creador.