Pese a que mi opinión sobre este Congreso comparte el parecer de la mayoría de los peruanos, debo señalar que su mandato constitucional se extiende hasta julio del 2021. Espero que, entonces, los peruanos hallamos elegido mejores representantes. Y de lo que sí estoy seguro es que, ahora no es tiempo de ir a nuevas elecciones, pues no hay garantía de mejora alguna, por las razones que a continuación comparto.
¿Es tiempo de ir a nuevas elecciones? Depende de que noción tengamos del concepto “tiempo”. En la mitología griega había diversas divinidades vinculadas al tiempo, entre las cuales estaba:
KRONOS:Es el conocido dios de las edades, del tiempo cronológico, secuencial, que se unió a Ananké(lnestabilidad) y cuando se separaron formaron el universo ordenado del cielo, la tierra y el mar, y él permaneció como guardián de todo, garantizando la rotación y los ciclos sucesivos. Se puede decir que su paso cronológico, secuencia y, por tanto, medible, hace que su naturaleza sea cuantitativa.
KAIROS: Era un dios no muy conocido, por estar vinculado al tiempo adecuado, al momento oportuno, a la época decisiva o lapso indeterminado en que algo importante sucede. Por ello se le invocaba, para lograr el éxito, en situaciones inusuales, imprevistas, de crisis. Se puede decir que su naturaleza era cualitativa.
Así, viendo la realidad normativa que nos rige, en el mundo constitucional y legal, tenemos que:
Los artículos 90º y 112º de la Constitución Política del Perú, las Elecciones Generales (para elegir presidente de la República, Congreso de la República y Representantes al Parlamento Andino) son cada cinco (5) años. Por ello las elecciones fueron realizadas en el 2016, y nuestras autoridades del Ejecutivo y Legislativo, asumieron en julio del 2016 y tienen mandato hasta el 28 de junio del 2021. (Ese es el periodo constitucional y democrático para el cual fueron elegidos, pese a que a muchos no guste.).
Esta parte de nuestro ordenamiento, nos permite decir que no se ha cumplido un periodo congresal, que no se ha agotado un ciclo de 5 años para el cual fueron elegidos democráticamente, que aun no es el tiempo de ir a un nuevo proceso electoral, pues eso corresponde al 2021 y por ello podemos relacionarlo con Kronos.
Y como estamos hablando de la Constitución y tiempo cronológico, secuencial, medible, podemos volver 20 años atrás, a inicios de la década de los 90 cuando empezaba clases en la Facultad de Derecho, donde en abril los profesores nos explicaban del “poder constituido”, del “poder constituyente”, de las partes que forman una Constitución [a) La parte dogmática (donde se veían los temas de derechos fundamentales) y b) La parte orgánica (donde se veía la estructura del Estado, del poder)] y señalaban que cada una tenía con una lógica y filosofía distinta, como distintos eran sus mecanismos de protección. Y también señalaban que por eso esas reglas e instituciones se ponen en la Constitución: es una norma difícil de desconocer y cambiar según la voluntad voluble de la población o autoridades, pues las normas constituciones son eso: previsiones y reglas de juego que hay que seguir y respetar siempre, puesto que han sido pensadas -como toda ley- con supuestos generales y abstractos: para regir para todas las personas y para regular diversas situaciones futuras. En resumen, estoy en desacuerdo con el proyecto de adelanto de elecciones, pues las normas constitucionales se pusieron como una garantía de seguridad jurídica y certeza ante los devaneos políticos de ciertas autoridades o sector de la población.
Pero sigamos ahora con la realidad y la noción del tiempo Kairos:
El Proyecto de Ley Nº 04637/2019-PE pretende acortar el periodo constitucionalmente establecido para la vigencia de nuestras autoridades legislativas y ejecutivas y así adelantar las Elecciones Generales. señalando que “se requiere adoptar una decisión que genere un recambio en la clase política que permita fortalecer a las instituciones, pero sobre todo optimizar las relaciones entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo, lo que redunde en una mejor y mayor representación de la ciudadanía, lo que permita, además, ir recuperando la confianza y la legitimidad en la clase política” Estoy en contra porque una elección improvisada no es garantía de elegir mejores autoridades políticas. En efecto, y como ya hemos dicho en post anteriores:
1.- En el 2020 iriamos a elegir, entre los candidatos de los mismos partidos que participaron en el proceso del 2016 ((donde elegimos este Congreso, del cual ahora denostamos).
2.- En el 2020 iriamos a un proceso electoral con -sustancialmente- los mismos partidos que participaron en el proceso del 2016 (donde elegimos a este Congreso, que ahora repudiamos)
3.- En el 2020 iriamos a un proceso improvisado (I), donde se suspenderian ciertas leyes electorales probadas en su utilidad (han garantizado procesos desde la recuperación de la democracia en el año 2000) e
4.- En el 2020 iriamos a un proceso improvisado (II) donde iriamos a elegir con normas administrativas y reglamentarias aprobadas por un Presidente del JNE (investigado por los fiscales anticorrupción) y por un Jefe de ONPE y un Jefe de RENIEC ¡ambos provisionales y con nombramiento pendiente por la Junta Nacional de Justicia)
5.- En el 2002 iriamos a un proceso improvisado (III) pues antes de un proceso electoral hay muchas actividades de instituciones como el CIES que sistematizan información para que los partidos políticos puedan elaborar planes de gobierno más realistas; ONG que comparan planes de gobierno o realizan actividades de educación, formación y sensibilidad cívica y ciudadana, para que sea un “voto informado”, etc.
6.- En el 2020 iriamos a un proceso electoral sin haber incorporado las mejoras sustanciales por las que votamos en el Referéndum ¡y que se han plasmado ya en leyes! (estaríamos retrasando la voluntad popular, ya legislada, por todo un periodo congresal de 5 años)
Estas razones me parecen sustanciales para decir que no es conveniente ni oportuno ir, ahora, a un nuevo proceso electoral, y por ello lo podemos relacionar con el tiempo Kairos.
Finalmente debo señalar que, viendo las noticias sobre la participación popular en la marcha “que se vayan todos”, es entendible el sentir de la ciudadanía harta de todas nuestras autoridades incompetentes y corruptas. Pero los ciudadanos con formación jurídica debemos recordar que, el Derecho es la ciencia del “deber ser” y como tal estamos para hacer lo correcto, no lo que mandan las encuestas del momento.